La Nueva Sensación de Hollywwod

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En medio del circuito promocional de Divergente, esa adaptación de la novela Young Adult que despertó comparaciones con Los juegos del hambre, Shailene Woodley tuvo que enfrentarse a un pregunta ineludible y repetida hasta el hartazgo: «¿Qué opinás de Jennifer Lawrence?». Los paralelismos no son casuales. Ambas actrices se convirtieron en caras visibles de franquicias importantes, aunque Divergente esté (en calidad y recaudación) bastante lejos de la trilogía que dirigió Francis Lawrence. Sin embargo, la comparación tiene más relación con lo que ambas generan por fuera de sus personajes. Tanto Lawrence como Woodley proyectan una imagen de actriz exitosa pero terrenal, anti-sistema, contestatarias del glamour y espontáneas por excelencia. Mucho se debe a sus orígenes en la actuación: en distintos momentos, pero con igual nivel de talento, tuvieron su fogoneo en el cine independiente, plataforma de la que no solo no reniegan sino a la que además regresan cuando se cansan de tanta franquicia, tanto blockbuster, tantos flashes. De todos modos, a Shailene la distingue su compulsión a la honestidad, incluso cuando se trata de abordar tópicos menos superficiales como el feminismo, concepto con el que no comulga y que provocó una sinfín de críticas: «No entiendo el feminismo, amo a los hombres y la idea de que la mujer tiene que llegar al poder nunca va a funcionar porque se necesita un balance; yo me considero una persona que está muy en contacto con su lado masculino, como la mayoría de la gente», declaró recientemente a la revista TIME, poniéndose así en el ojo de la tormenta. (

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