La tarde del sábado 1 de noviembre de 2025, el alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, fue asesinado en el centro de la urbe, según informó el Gabinete de Seguridad de México.
A través de un comunicado emitido en sus plataformas sociales a las 9:30 de la noche, las autoridades federales confirmaron la detención de dos individuos implicados en el suceso, mientras que uno de los atacantes falleció durante el evento.
El fallecimiento de Manzo se produce tan solo unas semanas después de que el propio alcalde alertara sobre la posibilidad de un levantamiento armado en Uruapan si no se restablecía la seguridad en la localidad, esto tras el asesinato del oficial de policía Vidal Brígido Guzmán el 14 de septiembre.
En ese momento, Manzo expresó: “Si no se logra obtener justicia, permitiremos que la comunidad tome justicia por su propia mano” y añadió: “Y si habrá muertes, también serán de la delincuencia, no únicamente del pueblo, porque no nos dejaremos intimidar. La gente está fatigada”.
El homicidio de Brígido Guzmán, que sucedió mientras el oficial estaba en un puesto de control, llevó a la suspensión de las celebraciones patrias y a la paralización de las obras del teleférico en Uruapan, como medida para presionar por la captura de los responsables.
El Ayuntamiento atribuyó la situación a la corrupción y a la descomposición de las fiscalías y del sistema judicial, que permiten que los criminales sean liberados y regresen a las calles después de ser arrestados.
De acuerdo con el especialista en seguridad Víctor Manuel Sánchez Valdés, Manzo se volvió notable por su postura contundente contra el crimen organizado y su participación activa en la seguridad pública.
Exmilitante de Morena y participante en la política como candidato independiente, Manzo asignó recursos importantes para fortalecer a la policía municipal, incluyendo aumentos salariales, compra de armamento, vehículos blindados, chalecos antibalas, drones y sistemas de videovigilancia.
Según Sánchez Valdés, Manzo se caracterizó por su participación personal en operativos y por utilizar las redes sociales para mostrar su labor en materia de seguridad, lo cual le permitió alcanzar altos niveles de aceptación ciudadana, que oscilaban entre el 64% y el 72%, a pesar de la percepción generalizada de inseguridad en Uruapan, reportada por el 89. 5% de los residentes en la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del segundo trimestre de 2025.
Su enfoque combinaba un discurso populista y medido, con expresiones coloquiales y una narrativa de enfrentamiento directo al crimen, lo que lo llevó a ser comparado con líderes internacionales como Nayib Bukele.
Sin embargo, Sánchez Valdés advirtió acerca de los peligros de esta estrategia: la implementación de la fuerza sin protocolos estrictos en materia de derechos humanos podría resultar en ejecuciones extrajudiciales y poner en riesgo a personas inocentes.
