Por delitos menores que nadie ocurría a su defensa, regresan al castigo de amonestación o restricción de que tan sólo con trabajar en obras colectivas de necesidad social, pagaban tales faltas, aunque eso era así antes, ahora se redefine porque las cárceles están a reventar y además cuesta al estado su estancia de retención, como comida y dormitorio.
Además se aumenta en ello, que por los juicios orales que serán resueltos en poco tiempo, porque el jurado calificador que son parte ajena o conocidos por los que resultan perjudicados, serán la oportunidad de que hay nuevos espacios en cárceles y como los que no tienen para pagar las respectivas multas, por vergüenza de que no los vuelvan a ver echando “talacha”, su reprimenda ira aminorando.
Como la justicia tiende a volver a ser expedita por necesidad económica de estado, muchos que por haber robado un pan para comer o llevar a su familia, la justicia los olvida por su importancia y otros que por delitos tipificados salen por pagar buenos abogados que se ponen a “mano”, mientras que los inocentes se la pasan largo tiempo dentro de penitenciarías porque no hay quien les promueva su inocencia.
