Los cambios culturales en la sociedad y una nueva concepción del ministerio sacerdotal exigen hoy del sacerdote una mayor sensibilidad ante la problemática de las personas y las comunidades. Monseñor Alberto Suárez Inda, Arzobispo de la Arquidiócesis de Morelia, invitó a los jóvenes a mirar el futuro con esperanza y no con incertidumbre.
El jefe de la grey pastoral moreliana celebrará el próximo viernes sus Bodas de Oro Sacerdotales, luego de haber ingresado al Seminario de Morelia a fines de 1953, a los 15 años de edad, y este lunes tuvo por la mañana una convivencia con los sacerdotes mayores de 40 años de edad de esta demarcación eclesial en la Casa San Benito de esta capital, a quienes llamó a tener siempre una plena coherencia en su conducta que haga comprensible y creíble lo que anuncian con su palabra y lo que celebran en los sacramentos.
Los rasgos esenciales que hoy deben distinguir a un pastor de almas son claros, precisó el jerarca: que el párroco sea un auténtico discípulo de Jesucristo, “porque sólo un sacerdote enamorado del Señor puede renovar una parroquia”, pero, al mismo tiempo debe ser “un ardoroso misionero que vive el constante anhelo de buscar a los alejados y no se contenta con la simple administración”.
El Arzobispo Suárez Inda aprovechó también para a anunciar que 7 jóvenes recibirán próximamente la ordenación sacerdotal el 8 de agosto: Fabián, Jorge, Manuel, Mario, Miguel, Noé y Óscar, por quienes pidió alcancen la perseverancia, buscando cada día la renovación de la gracia que les será concedida.
Ese mismo día en Misa solemne a celebrar en Catedral de Morelia, estará acompañado de los 238 párrocos de la Diócesis de Morelia, en la celebración de sus 50 años en el ministerio sacerdotal, así como de sus obispos auxiliares. Resignado ante el rechazo del Papa Francisco a su petición de jubilación, dice al respecto de 5 décadas al servicio de Dios y la feligresía que la vida es breve: “ni yo mismo me la creo, la vida se me ha ido como un rayo fugaz, pero hay que aprovechar cada instante”, además de considerarse bendecido por tal gracia concedida.