El 14 de septiembre de 1982, hace ya 33 años, el mundo entero entraba en schock ante una trágica noticia: la princesa Grace de Mónaco, antes actriz hollywoodense Grace Kelly, icono de la elegancia y el glamour, fallecía con solo 52 años. El día anterior había sufrido un terrible accidente, cuando viajaba en compañía de su hija menor, Estefanía, y su automóvil marca Rover se despeñó por una carretera cercana al principado, provocándole gravísimas lesiones cerebrales de las que no se recuperó. Desaparecía un mito y sobre todo, la artífice de que ese diminuto peñasco ubicado en la Costa Azul, que había sobrevivido gracias sobre todo a los casinos, se convirtiera en el refugio favorito de multimillonarios y celebridades de todo el globo, desde Frank Sinatra a Ava Gardner, pasando por Bing Crosby o Alfred Hitchcock, acaparando las portadas de la prensa mundial.