En los últimos tiempos (2002- 2012) se dio en Michoacán una creciente criminalidad ligada fundamentalmente al narcotráfico, a la disponibilidad de armas de fuego y a la existencia de altos niveles de impunidad. Tal estado de cosas, permitió que la violencia sentara sus realidades en algunas regiones del Estado, en la que destacan la región de la costa y la región de la tierra caliente.
Michoacán y los michoacanos quedamos por el pleito Lionel-Felipe, así quedamos al margen de los programas federales y a expensas de la inseguridad y todas las calamidades que vienen aparejadas por la presencia del narcotráfico, cuya manifestación no es otra que la violencia. a lo anterior habría que agregar las estrategias equivocadas implementadas para enfrentar a los cárteles de la droga, como lo fue la ofensiva militar sin paralelo, que vinieron a complicar más las cosas en Michoacán, al crecer la impunidad y aumentar los homicidios tanto de un lado como de otro. lo anterior es un pronunciamiento del inge Osvaldo, titular de la presidencia del partido de los res colores.
Así pues, en Michoacán, dice Osvaldo, imperaba el caos, la inseguridad y la violencia crecía día con día, a Michoacán se le señalaba como tierra de nadie, donde imperaba la ley del más fuerte, la ley de las armas, la ley de los poderosos, que son dueños no del poder en Michoacán, sino del poderío, sí, ese poderío, que copta, que avasalla, que destruye, que aniquila y que mata. Ese fue el estado que nos heredaron.
En este momento, el Lic. José Jesús Reyna García, se encuentra arraigado en la Procuraduría General de la República, sin que se le haya acusado formalmente de delito alguno, en cambio sí ha sido sujeto de linchamiento mediático, convirtiéndolo en el ámbito público como un consumado delincuente, sin que se le haya dado la mínima oportunidad de defenderse y mucho menos de conocer a sus acusadores, como lo establece la constitución.
El Partido Revolucionario Institucional es respetuoso de las instituciones, y en este sentido, a la dirigencia le queda muy claro que una cosa es la institución y otra la o las personas que las dirigen, de manera que cualquier persona que infrinja la ley cometiendo un delito, esta deberá ser castigada si se le demuestra dicha culpa, en tanto no sea así, la persona será inocente hasta que se le demuestre lo contrario. La institución en todos los casos permanece al margen de cualquier problema que se le quiera imputar. Insistimos somos respetuosos de la ley y de las instituciones, por ello confiamos en que los procedimientos judiciales previstos por el marco legal deberán ser aplicados a cualquier persona sin distingos de ninguna clase.