El inicio de la visita del Papa Francisco, por tres días a Ecuador, arrancó con un fuerte tinte político. El presidente Rafael Correa aprovechó su discurso de bienvenida no solo para citar muchas frases del máximo representante de la Iglesia católica en torno a la distribución de la riqueza y la inclusión, sino para decir que le exaspera la injusticia y la exclusión. «El gran pecado social de nuestra América es la injusticia» ha dicho el jefe de Estado, al tiempo que resaltó -basado en varios documentos católicos- que la política y la economía deben ponerse al servicio de la vida. «La tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó la función social de cualquier forma de propiedad privada».