Miles de personas llegaron hasta la playa San Mateo en Valparaíso, Chile, para participar de la iniciativa de agrupar 1,000 tambores. La jornada se pintó de colores gracias al desfile de cuerpos pintados. El desfile y los bailes carnavalescos crearon un espacio de expresión cultural, donde los asistentes utilizaron su piel como muestra de creatividad.