Miguel Sánchez Vargas. Si uno de los líderes que optó por escuela y modernización a la realidad de los pueblos, Oscar Montero Arreola se queja de amenaza de muerte por querer que se introduzca lo moderno como todas la comunidades tienen para responder a prosperidades poblacionales, como ese centro de ex delincuentes y de aspirantes a tener personalidad que nunca podían obtener donde nacieron y aunque fueran priístas de decisión con tal de vivir bien, hoy otra vez está a punto de volverse rojo, con la sangre que se anuncia tendrán, porque los conservadores, así lo reportan, quieren seguir disfrutando de comodidades que en silencio gozan con tener hasta chiquillas de sus amores, volverán a pelear para que la ley, no los alcance con ponerles el alto al tesoro en que existen calladamente.
Esa comunidad es intocable priístamente hablando, porque donde les ordenan no solamente trabajan en directo, sino que cumplen con toda la discreción porque con el apoyo tricolor se les respete su autonomía, igual a lo que acaba de pasar con la decisión de unirse las dos organizaciones políticas de servidores del autotransporte público, pues la Alianza de Miguel Corona Salto y la Comisión Reguladora de Transporte, tiradas a la basura sus diferencias y unidos, acaban de doblegar a Alfonso Martínez Alcázar, a que dé marcha atrás a su pretensión de aplicar sus fotomultas y que se recuerde, los cuerpos de lucha en La Nueva Jerusalén, tienen definición de unidad cuando algo les pone en peligro que su comunidad se ponga en riesgo de desaparecer.
Qué religión ni que Virgen del Rosario, sus habitantes quieren vivir, en su propiedad de esa extensión que compró el grupo del Papá Nabor, cuyo éxito fue capacitar a viajeros que difundían las indulgencias a los desahuciados, para adornarles la esperanza de una salvación dejando sus bienes a la Virgen del Rosario que es grande porque sus creyentes nunca la han dejado un segundo sola, sino que le cubren sus guardias, con cantos bailes y rezas, con férreas disciplinas de fe.
Asi que cuidado, porque la autoridades municipales de Turicato, aunque no lo dicen, siempre han resultado insuficientes para mantenerlos en paz, cuando llegan a tener revueltas internas, con lamentables derramamientos de sangre.