La tromba de la semana pasada no será la única del año, por lo tanto tampoco será la única inundación y desborde de ríos de la capital michoacana. El problema es muy viejo y no se ha podido resolver, además de añadirle la falta de educación de las mismas colonias donde esto sucede, debido a la cantidad de basura que tiran en las calles y desagües que después tapan la salida del agua.
A través de los años los esfuerzos aunque han sido gritados no han sido enormes, pero en realidad los únicos que tienen la culpa son los colonos. Bien dice el dicho el agua tiene memoria y siempre regresa a su lugar de origen. La mayoría de estas colonias están hacendadas en lugares que antes fueron pantanales, su nivel es inferior al del río, por eso cuando este alcanza un sobre flujo se regresa a estos lugares, inundando varias colonias y afectando casas, vialidades y negocios.
La principal zona de riesgo para las inundaciones es el tramo del Río Grande entre Avenida Michoacán y Avenida Guadalupe Victoria y es que en ese punto llega el afluente del Río Chiquito, por lo mismo sobrepasa la capacidad de flujo., pero a lo largo del Río Chiquito, también hay zonas de alto riesgo.
Por mucho que se haga, que se escarbe, que se baje el nivel del Río, que se pongan más barreras, que se pongan más bombas para sacar el agua, todo esto no servirá de nada, si los mismos habitantes no se preocupan por no tirar basura, por no limpiar el Río, por cuidar el ambiente.
Para acabarla, las soluciones que han tratado de implementar todos los Presidentes Municipales han sido mínimas, con bajo presupuesto y obras mal hechas. Pero lo peor de todo es que no hay un Atlas de riesgo que alerte a los habitantes, estos se dan cuenta que se desbordo el Río cuando ya tienen el agua en su sala. Este Atlas de riesgo lleva una alerta integrada y un plan de acción, que nunca, pero nunca este pobre gobierno municipal se hubiera imaginado.
