Increíble a donde hemos llegado, a decir que la justicia no es para todos, pero es una asombrosa realidad que nos atosiga cada día. No solamente está pasando en nuestra ciudad con el caso de Julio Chagolla, sino en todas partes del país. El caso trágico de Julio en nuestra ciudad nos ha llevado a no creer en nuestro sistema de seguridad y menos en nuestro sistema de justicia.
La justicia en nuestro país se tiene que comprar, ya sea con contactos, favores o dinero, y la seguridad solamente siendo muy cauteloso. La verdad es que desde hace unos meses, estos sistemas ya degradados ahora son un desastre y solamente se ha incrementado la injusticia e inseguridad, pero sobre todo se ha perdido el Estado de Derecho.
A donde vamos, no lo sé, pero mientras son peras o manzanas, hágase amigo de los grandes personajes que gobiernan nuestro país y estado, para formar una forma de prevención y protección. Cuídese de presumir, de mostrar lo que no tiene y si lo tiene no lo muestre, ya que habrá ojos en cada rincón que lo expondrá a que le hagan algo.
Por mucho que nuestras autoridades digan y presuman, la verdad, es que nadie sabe que podrá pasar, porque si el delincuente tiene compadrazgos o contactos, usted tiene todas las de perder y después de ser víctima será el victimario.
Nuestro país se descompuso de manera total, desde que este gobierno declaró la estúpida frase: «Abrazos no balazos», porque ahora cada delincuente se siente con a fuerza para hacer lo que quiera y los del sistema de justicia se sienten con poder para quebrar la ley de cualquier forma.
El caso de Julin es una muestra de lo que está quebrando a la sociedad, la está dejando sin certidumbre y buscando alternativas de seguridad que pudieran convertir este en un territorio de guerra entre habitantes y delincuentes.
