En una serena y limpia noche, lejos de la contaminación de la ciudad, ocasionalmente podemos observar algunos objetos medianamente brillantes moviéndose en un fondo adornado por las estrellas de nuestra galaxia. Estos puntos en movimiento son satélites que se encuentran orbitando nuestro planeta y con gran seguridad, podría afirmar que ese punto que recién observaron es un obsoleto satélite sin mayor utilidad, lo que vieron es basura espacial. Estos objetos inútiles, aunados a los restos que se han creado por sus lanzamientos, son una amenaza para nuestra moderna forma de vida, que en buena parte depende de telecomunicaciones satelitales, experimentos científicos avanzados, aparatos de posicionamiento global y observaciones climáticas de nuestro planeta.
El Profesor Richard Crowther, especialista británico en basura espacial e ingeniero en jefe de la Agencia Espacial del Reino Unido, definió en 1994 a la basura espacial como «toda objeto creado por el hombre que ha sido inyectado en orbita y que, ni en este momento, ni en un futuro previsible, tendrá algún propósito útil»
De acuerdo la contabilidad del Centro de Operaciones Espaciales Europeo (ESOC) realizada durante 2009, un 94% de los objetos que orbitan nuestro planeta, entre satélites viejos, partes de cohetes y, partes fragmentadas de ambos, fácilmente entrarían en la definición que el Profesor Crowther usó hace casi 20 años.
Con algo más de 4,800 lanzamientos desde el inicio de la carrera espacial en 1957 los números de basura espacial continuarán en constante crecimiento. Con continuo rastreo de ESOC y de la Red de Vigilancia Espacial del Comando Espacial de la Fuerza Aérea Norteamericana se estima la existencia de hasta 150 millones de objetos considerados como basura espacial en todas las altitudes de órbita. El área con mayores concentraciones de objetos es la Órbita Baja Terrestre que tiene detectados y rastreados 20 mil objetos mayores a 10 centímetros, 400 mil objetos de entre 1 a 10 centímetros (que suelen ser descritos como objetos con el tamaño de una pelota de beisbol) y hasta 20 millones de objetos con un tamaño menor a 1 centímetro. Impactos entre objetos de las primeras dos categorías podrían tener resultados desastrosos para satélites en operación.
Formación de Basura Espacial
Existen dos formas de formación de basura espacial: la no-disposición de satélites que han excedido su vida útil y la fragmentación de aparatos en órbita. Los objetos fragmentados son los grandes creadores de basura espacial, con un y ocasionalmente podemos encontrar que algunas misiones crean mucho más basura espacial que otras (Las 10 misiones que más basura espacial han generado). Estados Unidos y Rusia, como era de esperarse, son los dos países que tienen más objetos catalogados como basura espacial con más de 12 mil objetos con un tamaño mayor a los 10 centímetros.
Aunque actualmente las misiones se diseñan de tal forma que la carga útil que órbita la Tierra sea eliminada al terminar su vida útil, en el pasado las misiones no consideraban que hacer cuando terminara la misión. Es por eso poco más de 5,200 satélites muertos se encuentran en órbita actualmente y podrían mantenerse ahí por más de 200 años. El caso más claro es el del satélite Vanguard-1 que es el objeto artificial que más tiempo lleva en el espacio siendo el cuarto satélite en ser lanzado al espacio, un 17 de Marzo de 1968. De acuerdo a sus características orbitales se estima que el pequeño satélite de 1.5 kg podría mantenerse en órbita entre 300 a 600 años más dependiendo del clima solar que muy lentamente empuja lo empuja de regreso a nuestro planeta.
La fragmentación en órbita, por si sola, contribuye al 56 por ciento de los objetos que se encuentran alrededor de nuestro planeta. En su gran mayoría la fragmentación se da por la explosión accidental de etapas superiores de un cohete. El primer evento de fragmentación es producido por la etapa Able de un cohete Thor en 1961 cuyos fragmentos se quemaron en orbita terrestre años más tarde. El peor evento fue causado por la explosión de un Delta-II en 1977 que causó 934 objetos detectables en OBT
. Las explosiones en órbita, aunque menos frecuentes, siguen siendo un gran problema en creación de basura espacial. El 16 de Octubre, la etapa Briz-M de un cohete Protón tuvo una explosión accidental en una órbita elíptica de OBT que causó la generación 80 piezas de más de 10 centímetros detectables por la RVE. Esta es la segunda explosión de una etapa Briz-M en esta década, la primera sucedió en 2006 generando 1,000 piezas detectables; adicionalmente la Briz-M ha fallado en lanzamientos en el 2008 y 2011 sin generar explosiones.
No podemos dejar de mencionar dos casos especiales recientes la prueba de un misil antisatélite Chino en 2007 y la primera colisión entre satélites en el espacio. El 11 de Enero de 2007 China probó un misil antisatélite que impactó con un satélite climático Fenguyn 1-C creando una nube de 3,312 piezas de basura espacial con un tamaño mayor a los 10 centímetros y 35 mil mayor a 1 centímetro. Antes de esta explosión Rusia había probado 9 misiles antisatélite y Estados Unidos 2 causando la creación de menos de 500 objetos3. Finalmente el evento más especial ha sido el impacto de un satélite Kosmos 2251 con un Iridium 33, sobre Siberia, que considerado el primer choque entre satélites el 10 de Febrero de 2009. El resultado de esta colisión fue la creación de por lo menos 1,000 pedazos de basura con un tamaño mayor a los 10 centímetros.
Adicionalmente podemos hablar de algunos casos especiales en donde astronautas perdieron objetos en el espacio. El primero fue Ed White en 1965 quien perdió un guante extra en el espacio. Michael Collins perdió una cámara; Sunita Williams ha perdido una cámara y una llave de tuercas; se cuenta que ocasionalmente el baño espacial de la MIR llegó a dejar de funcionar y sus cosmonautas tuvieron que deshacerse de sus residuos sólidos tirándolos por la borda; y finalmente en video vemos a Heidemarie Stefanyshyn-Piper perdió su bolsa de herramientas en una caminata espacial.