Cuidado, porque al ¡Ejército se le Respeta!

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Cuidado, porque al ¡Ejército se le Respeta!

MSV.- La noticia de que hay unos 20 militares del Ejército Nacional detenidos desde el domingo en la noche por los pobladores de la Ruana, tenencia de Buenavista Tomatlán, nos pone a pensar que si es por los recientes 17 integrantes de la guardia comunitaria, más los 51 del mes pasado que detuvieron por lo mismo, que esto puede terminar en una tragedia si no se actúa con prudencia, aunque hay que prevenir que al soldado lo mandan y él ejecuta. En su actuación, la prudencia es pura casualidad.

La responsabilidad del Estado es porque se cometen delitos federales en su territorio, lo que razona y lo entiende. Su inteligencia es para que dé resultados inmediatos, nombrando auxiliares de Seguridad Municipal solamente a quienes conoce y sabe de estar necesitados de ser guardianes: hasta ahí.

Se está trabajando segundo tras segundo, a velocidad de bala, con todo el conocimiento que al través de tantos años de ser funcionario de gobiernos, se conoce; incluso, persona por persona y se espera que por tales relaciones tradicionales de votantes y políticos, así como servidores de gobiernos, algo bueno tiene que resultar.

No habiendo en esta incidencia ninguna mala intención, porque sabiendo la forma y de qué se vive por esos lugares, lo mejor que puede y de inmediato hacerse, es como cuando los padres de familia de la escuela de Santa Cruz en Tacámbaro, iban a pedir a destacamentos militares que si les podían ayudar respetando su verde siembra, para que por la venta de la cosecha, se pudieran mejorar las condiciones del centro escolar y pintarla desde luego, además de respaldar colaboraciones a los maestros, porque se negaban a trabajar en primer lugar por la situación propia del lugar y en segundo, porque los alojamientos no eran muy cómodos, ni los alimentos tampoco, que tenía que dárseles alguna ayuda para que sus tareas de enseñar las mantuvieran en el ánimo de cumplirlas con esmero y agradecimiento.

Con el tiempo se sabía que de esas audiencias, no había ni un no, ni menos un si de los sargentos, tenientes o capitanes, pero el caso es que cuando el Ejército bajaba a esos montes, no hubo cuantiosos desangramientos y bien que cumplía órdenes el soldado y el militar de grado.

De estos paradigmas se hizo reconocer la astucia que equivalía a lo aldino del indio, que para estar en paz, no mostraba al cacique o al que le debía todo ni donde sembraba, para que no de un tajo le hicieran pagar de porrazo su debe, sino que de pedacitos en pedacitos de tierra, en unos sembraban una cosa, en otros otra y así, para tener de todo. Las extensiones si es que no había ya concertado intercambios, entre conocidos se prestaban o alquilaban modestas áreas, porque ni modo que la lumbre o el vareo arrasara al todo por igual.

Pues bien, como al Ejército se le respeta, en tanto pudiera complicarse sus deberes, sería conveniente formar consejos de paz, integrados por los más ancianos de los lugares, que por la edad, primero para ellos es dialogar, ya que de nada sirve alterarse, si la vida ya es por ratos de suerte, por no rajarse como todos los que se dijeron valientes e inmortales, que a la hora de la muerte, no importa que lo tengan prohibido, pero acuden al único que nos puede prologar la vida: Dios, Cristo, Santos y los de las religiones que dicen ser los que los representan en la tierra

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