MSV.- Por ahora todo va bien, hasta la modestia con que se está atendiendo su salud, menos que ya los del PRD, que primero desearon que se atendiera su condición de salud y ahora, a menos de una semana, los mismos que le dijeron ve a curarte, ya piden que se prevea la sustitución de su ausencia, al grado de calificarlo como un estado sin gobernador.
Y eso que se atiende en México capital; qué fuera que anduviera por los “europas”, si de por si saben que el erario no está para bollos, menos estaría para las deudas que se aumentarían, ya que los que se han ido a buscar alivio a famosos nosocomios, no llevaron morralla, como el ex tesorero Suárez y otros que sus gastos los ha cubierto el estado.
No lo ande creer, pero Fausto Vallejo se llegó a tomar el ajo con cebolla y tamarindo triturado en licuadora; porque si no lo saben, es quizá el hombre que más compadres tiene y si se imaginan que al salir a ranchar por el municipio de Morelia durante las cuatro responsabilidades de presidente municipal que tuvo, a cuánta gente tenía que echarle el brazo, principalmente a viejitas que a veces corrían a verlo más para saludarlo que para pedirle porque ya debían mucho de pedir fiada la comida.
Se han escuchado expresiones externas de gente humilde, como también de personalidades portentas, aunque estas del pecho hacia adentro: la primera que Dios le ayude que Michoacán lo necesita y la segunda, que haya suerte, como es la costumbre cuando no es en directo el viento.
El vallejismo, como soldados de guardia y no porque la mística contenga el hambre, sino que a la vez, por la experiencia que portan los años cuando es toda una vida la que se ha puesto en desempeño de la vocación del servicio al público, que por lógica el C. Gobernador dejó un basto cuerpo de investigadores que al día seguirán recorriendo dependencias que manejan no solamente compromisos y aspiraciones populares, sino partes del escaso erario que ahora más que nunca, deberá cuidarse como el pequeño manantial de San Juan Charanásticuri, lugar por cierto en donde se acaba de integrar otro grupo de policía comunitaria, que agrupa una regular cantidad de vigilantes llamados guardias blancas que son los que recorren para cuidar las huertas de aguacate que a sus ricos propietarios, les están dando por ahora, las mejores ganancias desde que hace unos cincuenta años empezaron a sembrarse.