MSV.- Así como de las mesas de más de cinco mil restaurantes del Distrito ya les fueron retirados los saleros, Morelia empezará una campaña en serio porque la hipertensión en Morelia ha rebasado a la cantidad de medicamentos que se ingieren para poder seguir atendiendo a los que la padecen, principalmente en institutos de salud de los gobiernos Federal y Estatal.
Hay países como Inglaterra que para ofender basta con ofrecer un dulce o algo que contenga un alto grado de sal como los quesos secos y como en otros territorios donde no se comercia la sal ni el azúcar, que nuevas generaciones ni saben de su existencia y menos si no la incluyen en sus alimentos, postres o golosinas.
En cambio en decenas de estados como en América, hasta en sus comunicaciones sociales de sus banquetes, tanto el que ofrece como el que agradece dice: “gracias por el pan y la sal que nos ha vuelto a reunir”.
Todos los alimentos como el pescado y la carne, que se conservan a base de sal, muy pocos a base de azúcar, como al consumirse no se les lava bien, los residuos que les quedan, perjudican la salud.
La hipertensión en los humanos no es solamente en los sesentones de años, sino que ya a temprana edad se les empieza a detectar y no se diga de los consumidores de mucha cantidad de azúcar, que también desde niños empiezan a presentar síntomas de que van a ser diabéticos por esa vía.
En restaurantes, puestos de tacos y mismos hogares, la mayoría de gente sin probar lo que se van a comer, toman el salero para ponerle sabor según es la costumbre, por lo que también debe hacerse conciencia de que eso termine, porque ser hipertenso es tener una enfermedad que no se siente, sino que en completo silencio, va matando y la medicina que existe no es para curar, sino para controlarla, nadamás.
Lo único que sirve, es no consumir sal y azúcar, pero principalmente lo primero, porque lo segundo no es tan directo.
Aquello de que la dentición debía quitarse a los 26 años, se olvidó tan pronto apareció la endodoncia y ortodoncia, porque en la boca no hay fermentación, sino solamente saliva para que el bolo de la comida, resbale bien por los intestinos.
Menos mal, pero algo para que las enfermedades por la sal y el azúcar se curaran y no mataran en silencio, no se ha descubierto nada, a menos que deje usted de consumirlas ipso facto y que las nuevas generaciones ni las conocieran