En Lugar de Amarrar Navajas es Mejor Ponerse a Trabajar

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MSV.- Michoacán está llegando a la conclusión de que en lugar de ponerse a amarrar navajas, es mejor ponerse a trabajar, porque que en últimas instancias lo que importa es la paz y la prosperidad de esta entidad, que aquí la grilla solamente sea un rasgo del a Dios rogando y con el mazo dando, porque ni la senadora del PAN deja sus actividades normales o arma “contras”, como tampoco el gobernador, pese a que ayer ya se escribe que los que llegan a un trasplante portan tan grande emoción de tener otra oportunidad, que se sienten perfectamente energetizados, pero que si algunos a los 4 meses mueren, el temor en este caso, es que el señor licenciado Fausto Vallejo Figueroa, además de estar trabajando y atendiendo sus responsabilidad al pie de la letra, parecería ser que recibe “montón”, además de lo que ya muchos califican de protesta por su presencia en el mando, lo de la CFE y las gasolineras, que la unidad urge para desahogar nuestro enfado y nuestro temor.
Pero bueno, quizá la intervención del arzobispo Alberto Suárez Inda, es que para lo inmediato, se pongan las cosas en su lugar y se unan aunque solamente los intereses porque Michoacán ya no siga en este estado de inseguridad, que no se puede haya estado disminuyendo, pero es por concentrarse a lugares donde encuentran estas formas de explotar a productores, menos resistencia para que ese modo de vida prosiga y aumente, más cuando hay en esta entidad menos oportunidades de trabajo.
Se verían bien que a Michoacán se le entendiera su grave situación, que se le ayudara a salir de este bache, en lugar de que se lo siguieran disputando. Cuánto se lo agradecerían los que están siendo perjudicados y nosotros por la tranquilidad que ya se nos está olvidando.
Es cierto que a nosotros el pueblo nos gusta ver que un débil le pegue al fuerte o que un simple ciudadano sacuda a un gobierno, pero de ese en Michoacán ya estamos hasta la coronilla, lo que deseamos es vivir en paz y en el trabajo, no solamente por nuestros hijos, sino también por nuestros adultos que con gran gusto estamos viendo que su promedio de vida lo acerca y casi rebasa los ochenta años.
De tal manera que aquí es cuando más le pedimos a nuestro señor arzobispo, que logre primero que nosotros que somos católicos, logre que el hermano primero haga las pases entre esos dos hermanos y luego vayan al templo de Dios a pedirles nos tenga bajo su amparo.

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