Holi, es junto a «Diwali» (marcada por las luces y los fuegos artificiales, aunque de tono mucho más religioso), una de las fiestas más relevantes del calendario hindú que se caracteriza por su ambiente festivo. Este Festival deja a un lado las diferencias de clase, casta u origen (todos nos volvemos de «colores») y se convierte en una celebración alegre y desenfadada. Holi, que rinde culto al dios Vishnú y uno de sus avatares, Krishna, se celebra cada año en un día diferente según la luna llena del mes de marzo. Con el paso del tiempo la connotación religiosa ha quedado en un segundo plano por las ganas que tiene la gente de celebrarlo en la calle. Con pistolas y globos de agua, cubos y polvo de colores, los indios de todas las edades se enfrentan en una “guerra de colores” hasta que una capa de color apenas permite reconocerles. Es imposible huir de la celebración más colorida del año y no unirse a una fiesta espontánea en la calle.