Empleados de Seguridad Quesque son Secuestradores

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Ya no hay ni a quien irle…
* Dicen los chismes de dos estudiantes que les privaron de su libertad sin previo aviso.
Tres batos de una empresa de seguridad privada, fueron requeridos por personal de la Dirección de Antisecuestros y Extorsión de la PGJE, como probables responsables del secuestro de dos estudiantes ocurrido en esta ciudad, según el chisme, se trata de Christian Abraham, de 29 años, Joel, de 37 y Rigoberto, de 59 años, quienes se encuentran relacionados en la averiguación previa penal número 104/2014/I-DAE, por el delito de secuestro, según el pedo monasterial, se sabe que el pasado día cuatro del mes en curso, el ahora requerido Joel llamó al celular de una de sus víctimas a quien le debía un dinero, el antes mencionado, le indicó al ofendido que ya tenía el dinero que le debía.
Pero que fuera por el mismo a su trabajo, ya que se encontraba de turno en unas oficinas que se ubican sobre el libramiento paseo de la República del fraccionamiento La Huerta, por tal motivo, la víctima le solicitó a un amigo que lo acompañara a recoger el dinero a dicho lugar y una vez que llegaron al área de trabajo de Joel, fueron recibidos por unos amigos de éste, quienes abrieron la puerta principal para que introdujeran su unidad, acto seguido, los ofendidos se dirigieron a la caseta de vigilancia donde se encontraba Joel, quien al parecer se encontraba fumando marihuana y le solicitaron el pago de la deuda para retirarse; sin embargo el ahora inculpado les indicó.
Que si no les invitaban unas cervezas a él y a sus amigos no pagaría su deuda, ante la negativa de los jóvenes, Joel les indicó a sus compañeros de trabajo que sentaran por la fuerza a los ofendidos en unas sillas, siendo privados de su libertad por varias horas, posteriormente, los empleados de seguridad se apoderaron de las pertenencias de tipo personal de sus víctimas, de dinero en efectivo, que en esos momentos traían los jóvenes, además de apoderarse de un auto estéreo, dos dispositivos USB, que tenían en el vehículo los agraviados, para posteriormente dejarlos en libertad, no sin antes obligarlos a firmar unas hojas en blanco, por si acudían a denunciarlos, para ellos defenderse que los jóvenes se habían introducido a robar a dicho lugar.

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