MSV.- Tal vez pensando en que después del nuevo Papado, se van a dar a conocer los resultados de las investigaciones en que el actual Papa Benedicto XVI se basó para tomar su sorpresiva decisión de renunciar, los prelados que están separándose de la Iglesia como el de Nueva York que era candidato para suceder al que pasado mañana deja de ser el representante principal de Dios en la tierra, se adjuntan otros peores, que dentro del mismo país del Vaticano, una autoridad de mucho respeto se confiesa tener tres amantes o frentes que como masculinos gays, les gusta dar y que les den o ser de un solo gusto.
Muchos de los que de estos temas hablan o escriben, coinciden en que desde que la pederastia se trasciende al público, por el caso del padre Marcial Maciel, por cierto de la misma tierra de donde es el segundo de nuestros santos, Rafael Guízar y Valencia, Cotija, que se empieza a conocer la podredumbre en que vive la dirigencia eclesial, ya que lo de su inmensa riqueza permanecía en la discreción, hasta que el narco y crimen, secuestradores o ladrones políticos, quién sabe cómo, pero empezaron a depositar sus ilegales recursos en los mismos Bancos del Vaticano y los que en el mundo tienen, con las mismas garantías que Suiza ufana.
Agregan muchos que si el sucesor de Benedicto XVI tiene el valor de hacer limpieza moral y material, se optará por cancelar el celibato, para que sus curas se casen y se pudiera terminar la pederastia, aunque vulgarmente se incluye que de la pedofilia será el cambio atroz, porque en el hombre católico solamente tiene derecho a casarse por la iglesia una sola vez y en la pederastia hay y ha habido sacerdotes que hasta setecientos niños violan y sin dañar para no dejar huellas, a menos que como ha habido valientes, ellos mismos, los “usados”, lo confiesan por acusar o demostrar el estado en que se encuentra la Iglesia Católica.
En ello, los paganos incluyen del por qué niños y no niñas, como se cuenta en los chistes de este color, porque ni modo que todos sean de Jalisco…
Las niñas en cambio, sangran, sus tejidos de sus partes son desgarran y lloran, aunque bueno, son más aguantonas que los niños, pero tienen el defecto de llorar y saber hacerlo.
En otras religiones que al casarse con separarse del cargo si es que lo tienen, simplemente siguen de creyentes de forma común, no así los católicos, que quieren gozar y seguir en el mando, como para que con el tiempo, tener un harén a su muy especial manera.
Aquí mismo en el Diario de Morelia y La Extra, tuvimos una empleada que cuando fue con el obispo de Tacámbaro a quejarse de que ya el sacerdote que vivía con ella le estaba fallando con la lana, el prelado cambió de templo al padre y a ella le pidió que hiciera oración incluyendo su arrepentimiento: ¿Cómo ve?