La igualdad como factor para que una decisión y voto implicaran democracia, en la actualidad es un asunto que está ausente en países democráticos, sentenció Paulette Dieterlen, quien disertó sobre el tema Democracia y Pobreza durante el XVII Congreso Internacional de filosofía “Filosofar en México en el siglo XXI: Adversidad y novedad de la época, que tuvo como anfitriona la Universidad Michoacana.
Ello al hablar de la pobreza y su influencia en el ciudadano para no poder acceder a una verdadera democracia dentro de un país que ostenta regirse por éste sistema político.
Y es que consideró que el proceso de decisiones debe implicar que el sujeto sea capaz de elegir por los motivos correctos, ejemplificó: “Durante la campaña de Peña Nieto se volvió popular la arenga de las mujeres de Peña Bombón te quiero en un colchón, mientras otros dijeron que emitieron su voto porque era el menos peor de los candidatos, y de esa forma, aunque al final resultó electo como presidente, no puede saberse realmente cuáles fueron los motivos de su preferencia electoral, siendo que estaban eligiendo a la cabeza del gobierno de su país, del cual dependerían toda una serie de políticas que afectarían su vida futura”.
Para que una decisión y voto fuera igual e implicara democracia, destacó, es necesario que se cumpla con varios factores, que hoy en día están ausentes en países democráticos: el primero es la igualdad, manifestó, “en ese sentido aunque por derecho constitucional todos los adultos son ciudadanos, no todos viven en las mismas condiciones o en el mismo territorio y eso hace que su decisión sea manipulable, sobre todo el de las personas que viven en situación de pobreza, cuyo voto se copta de diferentes maneras”.
Por ello, consideró que los paises bajo un régimen democrático-representativo tienen pesos y contrapesos que evitan que lo que la mayoría elegió, viole el derecho de la minorías. Esto se logra a través de la división de poderes; de que las leyes solo pueden modificarse por las dos terceras partes del Congreso, de allí que una Constitución sea necesaria para un país, ya que además de plantear derechos y garantías individuales, subraya las obligaciones del Estado, explicó Paulette Dieterlen.
La académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), manifestó que la igualdad entre ciudadanos tiene que ver con la libertad de acceder a oportunidades, “entendiendo la oportunidad no como un plato de comida o una escuela a la cual asistir, sino como la libertad de emplear esos medios para elegir lo que realmente el individuo quiere para sí mismo”.
De nada sirve a los gobiernos el tratar de disminuir la desigualdad con la construcción de escuelas, hospitales u otorgando bienes primarios como la comida y el vestido, cuando el individuo no puede tener una decisión consciente y libre de su destino.
La especialista, definió tres criterios básicos para identificar a un sistema democrático: la inclusión de los miembros, la existencia de un programa de acciones por realizar y la igualdad de oportunidades.
Este último, el concepto de oportunidades, dijo, es un tema que lleva a plantear ideas sobre la libertad y la igualdad para que todos los miembros de una sociedad puedan cumplir con los criterios. El problema de una sociedad en pobreza extrema es que no puede cumplirlos, porque su oportunidad de acceder a un voto conciente así como el llegar a una posición en la que tome decisiones (sea electo candidato) no dependen de él mismo, sino de un entorno que no puede cambiar, afirmó Dieterlen: “una persona no puede decidir dejar de ser pobre si nace en una zona geográfica, una comunidad o como parte de una raza que históricamente ha sido pobre y el gobierno no le ha dado un impulso o atención especial para cambiar el entorno”.
Una manera de abordar el problema de igualdad es tratarla como igualdad de oportunidades, como un principio de justicia mediante el cual se da un valor a las medidas de compensación y se afirma que las desigualdades que el individuo no puede cambiar, deben de ser compensadas, abundó la filósofa, “el princpio sostiene que con el objeto de tratar de lograr la igualdad de oportunidades de las personas se dará mayor atención a quienes tienen menor voto y a quienes han nacido en condiciones sociales menos favorables, compensando las desventajas para que vayan en dirección a la igualdad”.