M. Sánchez Vargas. Después del alboroto que causó la noticia hoy, de que los científicos informan que en 50 años, el mar tendrá más envases de plástico, que peces, que la sentencia de la desaparición de la vida, se muestra con base en tanto la demografía no se detenga y el orden de no depredar y se aplique a quienes están cavando la tumba, hasta cadena perpetua.
Por lo pronto, como dijo Albert Einstein, que habrá hombres idiotas con tanto adelanto a los que se atendrán con tal de no trabajar en directo, que hay que reconocer que los que luchan porque la vida no sea tan corta por los exterminios que hemos ocasionado, que los chavos que acaban de descubrir una bacteria que produce polímero el cual se puede crear e incluirlo casi al cien por ciento para sustituir lo que lleva el plástico de petróleo y que además sirve hasta de fertilizante.
Otros descubrimientos redondean en esperanza de vida, ya que el agua de mar, se puede utilizar como agua de riego e incluso para el consumo humano. Muy bien se recuerda que el ingeniero que vino a Sonora a duplicar por hectárea la producción de trigo, fue el mismo que en Africa cultivara granos alimentarios con agua de mar y ahora en los países donde se experimenta, hasta en horas extras , están por lograr que la energía evaporice a nivel de superficie acuática, el vapor y éste ya sin sal se conduzca a litorales que pudieran lagunisarse y enviarse a donde sea necesario.
Hace más de cien años en Francia, el Dr. René Quinton instauró la forma de encontrar agua de mar cien por ciento natural que se vende en farmacias de Europa para curar infinidad de males, lo que desde hace 8 años en Nicaragua utilizan como plasma y cuyo comparativo es al costo de una medicina como la acupuntura.
En los Estados Unidos aparecieron varias declaraciones de la famosa Kate, que dijo que los gobiernos de México tenían la cura del cáncer y el sida, pero que no lo aplicaban por la gran cantidad de dinero que fluye por tener en esas condiciones a los humanos. De esto, el absoluto silencio. En cambio en Nicaragua, se enorgullecen de no gastar tanto en la obligación gubernamental de otorgar salud al pueblo.