MSV.- No es porque cuando Clara habla no solamente aclara, ni vista de compasión su información, pero eso de que mata más gente el hambre que el crimen organizado, es una realidad y no solamente en Michoacán, sin necesidad de numerar cantidad porque sería más desvergüenza que simple vergüenza, saber que el no saber leer ni escribir crece y cree.
Y eso no es nada, entratándose de descubrir que mienten los que hablan del analfabetismo de esta entidad, porque no somos, ni el 19, 23 ó 31, sino el 40 por ciento, pese a que esta entidad tiene una dependencia federal para ello y otra que por equis interés creo el desastroso gobierno de Leonel Godoy Rangel, que nomás le faltó aceptar que los resultados iban a ser como el pretenso de terminar con el lirio del Lago de Pátzcuaro, donde lo que se ha gastado si se hubiera tirado al mismo lago, ahora que se seque el fondo tendría que ser de puro billete.
Y eso, el analfabetismo, no es algo que se siembre, porque la mayoría de ellos son adultos y que se recuerde, que Cárdenas Batel al traer maestros especializados de Cuba y presumir de ellos que habían casi terminado con esta irresponsabilidad de seguir teniendo analfabetas, es una total mentira que en su tiempo tuvo sus críticas, pero mucha más aceptaciones, tanto asi que a los Cubanos les hizo su propia colonia, donde ya pocos paisanos de Fidel Castro viven, porque la mayoría llegaron a Michoacán con la intención de que fuera esta oportunidad, de ser su paso para llegar a los Estados Unidos.
La presunción de combatir el hambre es puro slogan, porque se come tres veces al día y la gente que ya perdió la cultura de vivir del campo, en lo urbano pide más para comer, que para sembrar aunque sean en macetas los jitomates.
Tal vez este gobierno al que sigue sirviendo Clara Ochoa, lo anterior le oriente cuando menos para que se entienda que no por tener duplicidad de esfuerzos, se van a componer las cosas, aunque así como para el analfabetismo se tienen dos dependencias, una federal y otra estatal, así también está la de la propia Clara, cuyas responsabilidades también las desempeña el propio ENEGI, que claro y es verdad, no habla tan claro como lo hace siempre la licenciada Ochoa.