Hola comadre, cómo viste la balandronada de Felipe Calderón que quiere terminar con los talamontes, porque cada año son 1,500 hectáreas las que se quedan en tocones.
Uuuta, como se quedan pelonas, ni siquiera para la mota van a servir, porque se ve donde hay de la verde.
Ahora que me acuerdo, entonces, de qué van a vivir los de la meseta tarasca, que es de sus montes de donde extraen la madera para sus artesanías.
Pues a comprarla y que tenga papeles.
Entonces los tallercitos y madererías pequeñas, van a estar muy visitadas por los vigilantes forestales y los policías van a velar brechas y carreteras no tan transitadas.
No, la cosa está peor, porque acuérdate que cuando la madera ya está elaborada, no se revisa su procedencia documentaria y ahora para dar con los surtidores clandestinos, se va a llevar al cabo eso de papelitos hablan.
Bueno, pero entonces los miles de artesanos que viven y trabajan su propia madera.
Ahora tienen que marcarles los forestales cuáles pueden cortar y eso les va a desesperar.
Bueno, eso no es tanto, sino que Calderón deja, si lo logra, un verdadero problemón para el gobierno que viene, que si entre comunidades se están robando su madera y es poco el recurso que ya les queda, la madera va a ser materia carísima y lo que se produce con ella, su precio va irse a las nubes, al grado que como al aguacate ya le dicen el oro verde, a la madera por el color que toma, le van a calificar de materia oro.
Y tantos que viven de la tabla, van a terminar en el bote.
