Comadre, quesque ya hay otra mujer sacerdotisa, de la Iglesia Católica que
en el siglo XIX se separó de la Romana. Ella es maestra en Milán, Italia; su
nombre es Victoria Longhitano, tiene 35 años y es casada con hijos. Está a
su cargo de un templo y la gente abarrotó su acto de ordenación. Comadre,
pero acuérdate que las siete que se ordenaron también en el Vaticano, fueron
excomulgadas inmediatamente y ahora Benedicto XVI dice que las monjas
tienen su lugar pero como mismas y ellas, como la madre superiora de Teresa
Forcadas, dicen que admite que si ya hay muchas mujeres en la política, que no
haya sacerdotisas como en otras religiones, especialmente en la Anglicana.
Bueno, y quedara como eso, pero la Teresa Forcadas, no solamente exige
el grado de sacerdote, sino que aboga porque la Iglesia autorice de plano la
pastilla del otro día, porque a lo mejor también como monja se les olvida
prevenirse.
Comadre, no sean tan mal pensada. Quien sirve a la Iglesia, es porque
sirve a Dios…
No comadre, también a los sacerdotes, obispos y arzobispos, pues resultan
a cada rato con sus tamañas panzotas.
Bueno comadre, pues es un servicio también.
No, mejor que los servidores de Iglesia alquilen vientre, que ocupen putas
o putos, que al fin en Morelia tantos que hay y no cobran caro y a lo mejor
con eso compran indulgencias , ¿no te parece?
Hay pues ya el suceso de que la lideresa de las monjas en el Vaticano, hace
unos tres meses, se retiró y se fueron con ella más de quinientas monjas. El
enojo fue que las utilizan y no les dan oportunidad de superaciones.
Comadre, po’s ellas sirven a Dios.
Sí, sirven y lo hacen a sus representantes, pero están como la sirvienta de
que es mejor que la dejen dormir donde haya cucaracha y ratas, porque ya
saben que dejándoles su cena, comen y se retiraban y en cambio en otros
cuartos, los sirvientes y patroncitos, no solamente toman fruta o cena, sino
que agarran pata, nalga y lo demás…