A cuatro meses de que les nazca el primer hijo, decidieron, madre e hijo, hacer solicitud para casarse, porque en ese país africano cuando alguien queda viuda, se tiene que casar con un cuñado y durante los doce años de viuda, dijo: como yo trabajé mucho para mandar a estudiar a mi hijo, que prefiero quedarme con él, para disfrutar del esfuerzo que le puse.
Como los tribunales no le han autorizado el permiso para contraer matrimonio y ante tanta crítica, que ya anteayer desaparecieron, yéndose a vivir como la canción que volvió a popularizar Luis Miguel, de vámonos, donde nadie nos juzgue, donde nadie nos diga que hacemos mal…
En las fotografías que les fueron tomadas, muestran caras de felicidad y amor, pues la señora de unos treinta y cinco años, que no está nada mal y el hijo que estudió en escuelas de prestigio, se le nota que la quiere, porque por las calles andan agarraditos de la mano y beso y beso.
Pa’que veas comadre, que en el amor no hay barreras…
Oye comadre, pero fíjate que eso está prohibido por cualquier religión o autoridad civil.
Pues mira comadre, en los tiempos de antes todo se valía.
Sí comadre, pero eran aquellos cuando se trataba de aumentar la población, pero ahora que se trata de ya no traer tantos hijos a sufrir, que hasta ya salió una vacuna para irrumpir la biología humana, porque a los hombres les van a inyectar en sus testículos, los óvulos de mujer y a la mujer en sus ovarios, los espermas de los hombres, para no tener hijos o también volver al sistema de control demográfico que tenía Bélgica, que de tres niñas que nacían, a una le cortaban el clítores para que no se excitara, aunque China ya lo está logrando, pero por ley, que cada matrimonio solamente debe tener un hijo y si quiere dos, tiene que pagar por anticipado al estado, 380 mil dólares que es el costo de la educación, salud y seguridad.