Qué te cuento comadre, que tengo una amiguita llamada Lulú, que me platicó que estaba enojadísima, porque dejó ir a su hija a un reve y no le llegó a dormir y que se le presentó hasta el otro día al atardecer llegándole como si nada y después de tanta pregunta que le hizo Lulú y decirle que estaba pues bien de que haya dormido fuera, pero que qué había hecho todo el día…
Pues buscando su fregado celular y que por eso venía tan empadronada y que eso no era nada.
Ayyy comadre y por eso tanto escándalo que estaba haciendo esa chamaca…
No y eso no es nada, porque ahora tu amiga debe ser muy cerrada, porque hoy en día los hijos piden permiso por cuatro horas y se toman toda la noche.
Pero déjame te cuento que mi amiga me contó que a ella le llegó el chisme que la noche se la pasó con un chavo que se la llevó al hotel y que se le oían unos gritotes al despertar, pero no porque había perdido su virginidad, sino porque no sabía donde había dejado su celular, que fue lo que le puso en furia al grado que empezó a gritar.
Comadre, ¿pero por un celular? Y cállate comadre, que la chava le dijo a su pareja que dónde había perdido su celular, pero su pareja le dijo: y para que te completes te digo que conmigo perdiste anoche tu virginidad y que ella nomás dijo y ¿mi virginidad? a mi no me importa, lo que quiero es recuperar mi celular y es que todas mis cuatitas ya están desfundadas. Que lo que era importante para ella, era su medio de comunicación, lo material es lo que cuenta ahora, no lo espiritual del cuerpo, porque esto ya no era virtud, que ahora las cosas han cambiado y que cada quien era libre de hacer con su cuerpo lo que viniera en gana.
Ayyy comadre, si yo tuviera una hija así, mejor le aconsejaría que usara siempre el condón, que al fin ya la Iglesia lo recomienda.
