Hola comadre, que tal te fue por lo de tu comentario ayer.
Nada comadre, que ya todos los católicos lo aceptan, es la neta; vamos a terminar como Sodoma y Gomorra.
Pero comadre, tú no tienes miedo de que te condenes, porque agarras parejo, no solamente con mi compadre y tu Kique, que dices que sin él no puedes vivir.
Pues mira comadre, como dice el Papa I, que Dios no discrimina a nadie porque para él todos somos sus hijos y que acuérdate, que también he hecho algunos buenos servicios a la humanidad y voy a misa.
Si pues, pero lo primero que haces en lugar de ya no seguir pecando, le das duro.
Mira comadre, mientras el cuerpo me lo permita y me suban, me hagan sentir que me alzan a la gloria, que bien le puedo pedir perdón a Dios.
Pues si, pero no creo que te perdone, aunque en el pasado hemos tenido acciones iguales o peores, pero en absoluta discreción.
Po’s es que ahora somos muchos, hay más ojos y saben para donde vas y con el morbo, hasta procuran verte, que no es más para que tengan pretextos para pedirte a cambio o tener armas para desprestigiarte.
Entonces el pasado era mejor para ti.
Y para todos porque los niños y niñas, no eran víctimas.
Entonces tú estás como los médicos de ahora, que lo que prohibían para la diabetes, hoy te lo recomiendan.
Porque ahora no investigan, nomás copian. Qué casualidad que antes los diabéticos que cambiaban por edulcorantes, azúcares que sí endulzan, pero sin tanta caloría, que Canadá estuvo a puntos de cerrar esa industria de edúlcoros, porque sabrás que ese azúcar lo sacan de los árboles y de cualquier clase de caña, nomás que no sea de azúcar, como te acuerdas que en Inglaterra, solamente consumen chocolate, pero sin dulce, como la cocoa que sin estar dulce sabe bien y además te da inteligencia y dinero.
Oye oye comadre, eso era la senadora Cocoa que es la que hacía eso, pero ya no.
Ahhh, po’s así me la pasaron.
