MSV.- Si el licenciado Fausto Vallejo Figueroa dice que con renovados esfuerzos regresa a gobernar el estado que lo eligió como su gobernador, entonces sus colaboradores harán lo mismo en función de que tendrán que aguantarle el ritmo y cuidado, porque si eso lo declara después de que recuperó su salud y quiere dejar buenos recuerdos a su entidad, no solamente él tendrá que cumplir, sino todos los que integran su gobierno, para que Michoacán prospere y vuelva a la tranquilidad.
Su presencia como Ejecutivo es de estar en todas partes, principalmente donde le aporten los suficientes recursos para que haya trabajo y motive la creación de alguna simpatía de fondo, como aquel señor Morfín, que como tesorero de la nación de aquel general que le apodaban el Manco González que fue Presidente luego de que por primera vez arribó al poder el Gral. Porfirio Díaz a inicios de los 1880, que como todos pagaban sus impuestos porque como ese señor por cierto de Pátzcuaro había sido tenedor de libros en muchas haciendas del país, que tenía el reconocimiento de honesto, que todo mundo pagó a ese gobierno sus impuestos puntualmente, que nació aquella frase tan importante: “cuando los contribuyentes pagan a tiempo sus impuestos, es señal de que quieren a su gobierno”.
El licenciado Fausto regresa a cumplir pendientes y a movilizar a los michoacanos para que vean que todo es posible cuando el contenido de las arcas gubernamentales, son bien aplicadas, a la vista de todos, como en esos estilos de obras menores en que los comités nombran de tesorero al más anciano, que no firma un cheque, hasta que se estima bien lo avanzado de una obra y en letreros gigantes se está insertando quien y quien está cumpliendo con su cuota fijada para cada proyecto especificado.
De esa manera el ánimo ciudadano era tan poderoso como lo es socialmente la vanidad, que el nombre de los aportadores y poner a la vista desde los primeros materiales con los que se iba a construir lo que requerían, que la misma familia del jefe, procuraba en que nadie se atrasara, viendo que se estaba trabajando y que el tesorero era la honestidad viviente del rumbo, que durante toda su vida se le había reconocido como ciudadano de esas cualidades.
Entonces, como al gobernador que regresa a su entidad, que durante toda su vida estuvo en el servicio público y jamás tuvo alguna crítica de enriquecimiento, que viéndolo trabajar y vigilando que todos sus colaboradores lo similen, que todos los ciudadanos Michoacanos, desanimados por el retraso en su ritmo de progreso, seguramente que va a cumplir no solamente pagando sus impuestos, sino poniendo a trabajar sus capitales que si no se ponían en activo, era por el temor que se mantenía, principalmente en la corrupción que oficialmente le buscaban para complicarlo, primero dándole todas las facilidades, y luego como los pescadores, irle jalando la cuerda, ya cuando picaban el anzuelo.
