Por lo general comadre, siempre que alguien se junta con una mujer que tiene niñas, pasados los años por las hijastras, termina uno por sustituir a la madre.
Si pues, estos son casos que siempre se están viendo, pero las viejas por lo caliente, sabiendo eso, se arriesgan a que no solamente el marido use a las hijas, sino que hasta las mate, como acaba de pasar con la famosa ya de Cassandra, la enfermera de Uruapan, que en silencio se acostaba con el padrastro, pero que por los celos del señor ya un poco grande que es el tiempo cuando se vuelve más celoso el hombre, termina uno por cobrarse con la vida si es que ve uno perderla, porque como dicen, si no sigue siendo para mí, no será para nadie ya y ¡tómalas! que hasta la desolleja como le pasa a los puercos para que su piel se haga chicharrón.
Y este caso comadre, que se iba convulsionando, como para hacerse bandera de lucha, ha terminado con las investigaciones judiciales y la confesión del que la mató, como amaneció hoy la noticia que a los 43 normalistas de Ayotzinapa, los acaban de ver bien sanotes, aunque el periódico Universal se deslinda de tal información, porque aparece en uno de sus medios electrónicos que usa.
Pero si asi fuera comadre, también que se acababa ese pretexto que ya está al puntos de fraguar la salida del poder de Enrique Peña Nieto.
Que sí puede ser comadre, porque los narcos pueden haber tomado esa estrategia, porque tal caso, difundido en el mundo con tanta insistencia, que definitivamente solamente con grandes cantidades de dinero y contactos pactados, se logran y así parece ser.
