“Cuidar el español es la prioridad”

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El uso Correcto del Lenguaje por los Jóvenes, un Reto de la AML: Silvia Molina
Me siento muy emocionada, es un honor para mí entrar a la Academia Mexicana de la Lengua, donde están muchos de mis maestros, pero además yo entro como corresponsal por mi estado, por Campeche, eso me une más a mi tierra y me da la posibilidad de trabajar por ella de una manera distinta, aunque siempre he estado con los ojos puestos en Campeche en muchas cosas, en mi obra está constantemente Campeche, señaló la escritora Silvia Molina, a propósito de su próximo ingreso a ese órgano colegiado.
En entrevista con el Conaculta, la autora de novela, cuento y literatura infantil, aseguró que si bien la Academia Mexicana de la Lengua está bien organizada y funciona de manera óptima, uno de los retos que enfrenta es llegar a los jóvenes, a fin de que a pesar de la economía en el lenguaje, no olviden las reglas gramaticales y ortográficas.
Lo importante, dijo, “es cómo hacer que todos estos jóvenes que están muy acostumbrados a usar un lenguaje sintético por el uso del teléfono y que ya no ponen ‘que’ sino una k, cómo lograr que se atengan a las normas del lenguaje para no quedarse incomunicados, incluso sin trabajo”.
Silvia Molina advirtió que “en un trabajo nadie les va a aceptar que escriban en un oficio ‘que’ con k, eso es un reto, ver cómo llegar más a los jóvenes para decir: ‘mira, está muy bien, hay que economizar en un recado de 20 palabras, pero tienes que aprender las normas del lenguaje porque si no tu futuro peligra”.
La escritora, ganadora del Premio Xavier Villaurrutia en 1977 por su novela La mañana debe seguir gris, aseguró que nunca se imaginó llegar a ser parte de la Academia Mexicana de la Lengua, ya que al ser disléxica, aprendió a leer de manera tardía, hasta que cursó sus estudios de Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
“Fue en la facultad cuando yo realmente entendí la gramática y empecé a entender mejor la ortografía, pues en mi época las personas con dislexia no recibían un trato especial, no se conocía la dislexia, en la escuela pensaban que eras tonto y se acabó el asunto, no te daban una atención especial, no se preocupaban por ti, pensaban que no tenías la capacidad”.
Aunque tuvo “una primaria desastrosa y una secundaria irregular”, Silvia Molina cuenta que vivía en un ambiente favorable a las letras, pues su padre era escritor y su madre le contaba y leía cuentos. Era, recuerda la novelista, un “ambiente favorable para la cosa espiritual de la literatura, lo que te va dejando, lo que te despierta, en mi familia sí eran muy literarios en ese sentido, en mi casa, rodeada de libros, había una inclinación por la cuestión literaria”.
Así, inició una fructífera carrera que la ha llevado a la escritura de novela, cuentos y libros infantiles, un ámbito que, dijo, estaba descuidado en México, pues “a los escritores no les gustaba” y decían “yo no escribo para niños”.

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