Deportes – Grupo Diario de Morelia
Un futbol gris y poca ambición. Con esos ingredientes, no alcanza para más. Chivas no ha perdido en lo que va del Torneo Clausura 2014, pero este domingo ha sumado su tercer empate 1-1 como visitante, frente al Atlante, dejando de nuevo un mal sabor de boca.
Guadalajara tiene una forma ya hecha de jugar. Efectiva o no, es su manera y José Luis Real confía en ella. Durante los primeros 10 minutos del encuentro le sirve para una sola cosa: tener más la pelota. Ejerce un dominio inútil. Posesión que no se refleja en el marcador es un mero adorno.
La falta de profundidad que tiene Chivas se hace evidente bajo esas circunstancias. Sirve de poco manejar el esférico si no se crean oportunidades de gol. El cuadro visitante es nulo en aproximaciones. Atlante anda por las mismas. Como resultado, el encuentro en el Estadio Andrés Quintana Roo es simplemente aburrido.
Para romper la monotonía de un duelo cerrado, se necesitan emociones en el área. La primera aparece hasta el ‘24, cuando Narciso Mina abanica una pelota filtrada y reclama una pena máxima, pues cae al sentir contacto del zaguero rojiblanco, Patricio Araujo.
Rafael Márquez Lugo, el mejor goleador de Chivas en los últimos tres torneos, juega ahora tirado atrás, como una especie de enganche, en una posición que le incomoda y lo vuelve poco productivo. Desde ahí, al ‘27, levanta la mirada para filtrar un estupendo balón a Omar Bravo, que remata al cuerpo del arquero Eder Patiño, que sale a tiempo para achicar el ángulo de disparo.
El encuentro olvida ese pequeño paréntesis de ilusión y regresa al bache de mediocridad futbolística protagonizado por dos equipos más preocupados por la tabla del descenso que por la general.
Una primera parte condenada a la oscuridad encuentra, sin esperarlo, la luz. La falta es demasiado lejos del área. Parece poco probable que alguien se atreva a cobrar directo. Michael Arroyo lo hace. Su disparo de pierna derecha es potente. Va al arco y sorprende a Toño Rodríguez.
El joven portero de Chivas, dueño del puesto tras la salida de Luis Ernesto Michel, tiene tiempo, pero no recorre adecuadamente hacia atrás. Salta desde donde se encuentra. La pelota lo techa. Pega en el travesaño y cruza la línea. Gol del Atlante, al ‘43, con importante participación del arquero.
Es una posición ingrata: las fallas son obvias pues terminan en gol. Y las buenas acciones se olvidan pronto. Apenas dos minutos después de fallar, “Toño” hace un atajadón, a cabezazo de Mauricio Romero, para salvar al Rebaño del segundo en contra, antes del descanso.
En la segunda parte, José Luis Real saca por cuarto partido consecutivo a Rafael Márquez Lugo. Su lugar es ocupado por Abraham Coronado. El joven rojiblanco aporta velocidad. Y con eso, justifica rápidamente su ingreso.
Coronado desborda por el costado izquierdo. Supera la marca y manda un centro con fuerza. Eder Patiño y Mauricio Romero no se hablan. Chocan y la pelota rebota rumbo a la esquina del área grande. Con el arquero adelantado, Carlos Gerardo Rodríguez hace gala de inteligencia.
El refuerzo rojiblanco golpea suavemente el esférico, con pierna derecha. La redonda hace una parábola perfecta. Supera al portero y baja para su encuentro con las redes. Gol del Rebaño Sagrado. El encuentro se empata 1-1, al ‘55.
Atlante tiene pocos argumentos futbolísticos. Pero Guadalajara carece de ambición. Después de la igualada, poco hace por darle vuelta al marcador. El punto como visitante parece suficiente para “El Güero” y sus dirigidos. De hecho, son los Potros de Hierro quienes más se acercan a la victoria, al ‘80, cuando Salustino Candia se encuentra un rebote dentro del área, que remata por un lado.
Chivas sigue invicto en el torneo, con seis puntos en cuatro encuentros. Tercer empate 1-1 como visitante. En las tres ocasiones quedó la sensación de que pudo sacar algo más. Quizá, como diagnosticó Carlos Gerardo Rodríguez días atrás, al Rebaño le falta ambición.
