Oyes comadre, en realidad el Padre Goyo ya es reconocido como el luchador eclesial, aunque la Iglesia mantiene en silencio su respaldo, pues sus acciones no han tenido ningún rechazo de ella.
Ahora resulta que de la simpatía que se creó para llegar a ser el próximo presidente municipal de Apatzingán, resulta que no quiere nada, ni siquiera una gubernatura.
La gente de esa ciudad agrícola lo mantiene como su guía, ya que será quien presida la pasarela de los que quieran arribar a esa posición municipal.
Su carácter de entrón lo hace ser el de mayores simpatías populares y así como declara que no es verdad que el crimen desvanezca, pide dando nombres, que salgan de esa presidencia a quienes metidos por el Chayo, ya hecho trizas por representantes de la justicia, los impuso y se mantienen incólumes sabrá Dios en qué servicios, porque ni con denuncias claras en su contra, los sacan del Ayuntamiento .
Pero mira comadre, desde que dejaron de aparecer los que sentaban en una silla junto al monumento de Lázaro Cárdenas, con una estaca atravesada en el pecho, aminoró ese temor de ser asesinados de esa manera tan horrenda.
Pero y eso de que los productores tienen que pagar mensualmente veinte mil pesos porque la empresa de los “organizados “ tienen en bancarrota su empresa, es la estampa del pánico que hay y los sudores que se pasan, aún los acostumbrados a que pueden vivir bien con los 40 grados de temperatura que casi son los normales que tienen todas la tierras calentanas de Michoacán, sienten lumbre hasta por las rodillas.
Pues hay que rezar comadre, porque si la solución es el Padre Goyo, pues que sea el próximo edil, al fin que ya está permitido que representantes de la Iglesia, sean autoridades o representantes populares para el Congreso y ha sido el único que da nombre, nunca se anda por las ramas, como eso de las defensas rurales.