Se los paso como va, el presidente Enrique Peña Nieto y el gobernador Jesús Reyna García enfrentan el incómodo hecho de que un grupo de vecinos beligerantes ha logrado lo que las fuerzas del Estado no han podido en décadas: poner en fuga a las bandas de la delincuencia organizada, destaca un amplio reportaje sobre la autodefensa de Tepalcatepec que publica el prestigiado diario estadounidense The Washington Post en su portal electrónico, la sorpresa debe ser mayor, acentúa el diario, cuando ese grupo de vecinos incluye a un obeso agricultor de 63 años.
Que sabe que difícilmente puede correr 60 metros, un delgado joven de 23 años nacido en Oregón que nunca ha manejado un arma de fuego, un hombre que usa como casco un cuenco de metal lleno de papel periódico, o el burócrata de 47 años que asegura que lo asesinarán si los delincuentes regresan al pueblo y que dice preferir en libertad uno o 15 años, la presencia de las fuerzas federales se ha incrementado desde mayo de este año, pero los efectivos militares han sido destinados en su mayor parte a los puntos de revisión y control, y nadie sabe bien a bien cuál es su función.
Dice The Washington Post, en cambio, el movimiento de autodefensas en Michoacán es una reacción desesperada a la presencia cada vez más opresiva de los cárteles de la droga y al vacío en seguridad que se creó desde que Enrique Peña Nieto asumió el cargo el año pasado tratando de evitar la confrontación directa con los cárteles, entre tanto, señala el diario, ese movimiento inicialmente disperso, en los últimos meses se ha extendido a decenas de pueblos y ciudades de Michoacán, estado conflictivo atrapado por la subcultura de una delincuencia conocida por imponer impuestos locales a todo.