“El caso de Florence Cassez ha dado mucho de que hablar y ha generado opiniones encontradas por su relación con una realidad dual que cala en el pueblo mexicano, la delincuencia y la impunidad.
Si tenemos por conducto de los medios, la interpretación de los hechos que llevaron a la aprehensión de esta persona, los sentimientos que predominan entre nosotros son los de indignación y condena.
Si se nos pregunta si ha de ser condenada una persona respecto de la cual tenemos la impresión de que es culpable, la respuesta de la gente no tarda, e inmediatamente exigimos el castigo, pues aceptar la posibilidad de que salga libre nos evoca una sensación de cinismo, incluso de burla de nuestra dignidad social.
Pero mientras que la ciudadanía puede condenar y opinar como su impresión le dicte, valorar lo sucedido, especular y hasta llegar a sus propias conclusiones, la cautela y regularidad del gobierno al procesar a alguien es la garantía de que estamos seguros frente a sus potestades, frente a la fuerza pública y por otra parte, de que se administra justicia castigando a los culpables.
En la apreciación social de una serie de hechos en el contexto de un Estado de derecho, deben coincidir idealmente dos vertientes, lo que realmente ocurrió, y el desarrollo regulado de un proceso que permita demostrar dicha realidad respetando los derechos de todos los involucrados, solo de esta manera puede aproximarse el Estado a una idea de justicia.
Si el Estado actúa con base en impresiones, con prisas, con desaseo, “al vapor” y atropellando derechos, buscando resultados inmediatos, persiguiendo fines mediáticos, el resultado siempre será reprochable.
En estas líneas no propongo una calificación sobre el resultado del juicio de Florence Cassez, esto queda para un análisis más profundo en el que cada quien llegará a sus propias conclusiones, me quedo únicamente con la idea de nuestra responsabilidad como ciudadanos.
Como dije, es nuestro derecho como ciudadanos opinar, especular, condenar, exigir y señalar, pero también es nuestra responsabilidad fortalecer las instituciones mediante la crítica puntual y precisa.
¿Sabe usted exactamente cuáles son las pruebas en contra del culpable? ¿Ha tenido usted algún intento de acceder a fuentes que traten el contenido del expediente? ¿Qué es en realidad lo que a usted le lleva a la convicción de la culpabilidad de quien usted considera responsable de esta situación? ¿Hubo obstáculos insuperables que, dentro del campo jurídico, impidieron que se administrara justicia? Las anteriores preguntas no solamente deben considerarse para opinar sobre la situación de Cassez, sino para juzgar a cualquiera de los involucrados en todo este capítulo de nuestra sociedad.
Así, la opinión pública puede considerar como destinatarios de su condena a los siguientes actores: a Florence, a los Ministros, al Ministerio Público, a los medios, o a los responsables del montaje, con independencia de la conclusión que alcancen, lo importante es que el juicio, la crítica, y el análisis que realice usted como ciudadano, sea un proceso informado, no se aventure de manera precipitada a emitir juicios rápidos y viscerales, tenga presente que el análisis informado, ordenado y prudente es lo que nos diferencia como sociedad civilizada de un coliseo donde la gente vive y muere conforme a los aplausos apasionados de los espectadores.
No pierda de vista que la actuación rápida, impaciente, impertinente y forzada es exactamente lo que nos colocó en esta desagradable situación.
Contribuya a la madurez democrática y distíngase de los autores de esta pifia (quien quiera que usted considere que sean) actuando como un ciudadano responsable pero sobre todo, informado y eso sí, cuando su razonamiento lo lleve a una conclusión, no quite el dedo del renglón. / Morelia, Michoacán a 28 de Enero del 2013 Víctor Manuel Tinoco Rubí