Habitantes de este municipio aseguraron que los civiles abatidos por federales la mañana del martes en esta ciudad no tenían armas.
Tres habitantes de Apatzingán indicaron, en entrevistas por separado, que fueron testigos de un “crimen a sangre fría”, a unos metros de sus domicilios.
“Los civiles corrieron para todos lados, (…) vi que traían palos en las manos y que hasta los aventaron para correr, no vi que dispararan a los policías”, aseguró un vecino de la Avenida Constitución de 1814, donde ocurrieron los hechos.
“Les vamos a partir la madre, hijos de su puta madre, a todos”, gritó un federal, según escuchó el lugareño.
Los hechos, coinciden los habitantes de Apatzingán, ocurrieron entre 7:40 y 8:00 del martes sobre la Avenida Constitución de 1814.
“Primero vi pasar a unas grúas (particulares) que llevaban camionetas nuevecitas al corralón que está más adelante (de donde ocurrieron los hechos), habían pasado militares y federales, luego pasaron unas camionetas con hombres en las bateas, esto más o menos a las 7:40 de la mañana, me estaba terminando de bañar porque siempre salgo a trabajar a las ocho de la mañana”, dijo el entrevistado.
El hombre fue claro en decir que los civiles no llevaban armas de fuego.
“Si los veo armados no me asomo, se escucharon disparos y ellos empiezan a correr para todos lados, los que no pudieron escapar son las personas muertas que aparecen a un costado de tres camionetas”, aseveró el testigo.
“Las mujeres chillaban de súplica, que no tiraran”.
“En las camionetas los jóvenes y mujeres traían palos y azadones, si acaso uno tenía un garrote, pero no vi armas y no vi que se enfrentaran”, expuso otro testigo, comerciante.
Los civiles rompieron, en su fuga, los vidrios de las oficinas del PAN y se brincaron hacia distintos domicilios en la calle Francisco Villa.
“Una camioneta quedó a media calle encendida de que mejor prefirieron huir a pie, dejando los palos en la calle, todos los palos que traían los de las camionetas, era un reguero de palos que recogieron los policías”, indicó una vecina.
Los testimonios coinciden en que las personas que fueron ejecutadas trataron de protegerse abajo de los vehículos o entre ellos mismos.
“Suplicaron a gritos que no dispararan, y los federales no encontraron ninguna arma en los automóviles, ellos gritaron que estaban desarmados, pero les dieron a corta distancia, a sangre fría”, narró la señora.
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