la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Aravaca, un pequeño y elitista pueblo de Madrid, se convertía en el lugar probablemente más seguro de España. Cerca de una veintena de guardias civiles vestidos de paisano, un equipo de policías municipales, así como un amplio despliegue del personal de seguridad de la Casa Real, custodiaban el templo que pasará a la historia por haber sido el lugar donde Leonor, princesa de Asturias y futura reina de España (si las previsiones no fallan), hizo su primera comunión.