Miguel Sánchez Vargas. El cálculo para que las pensiones empiecen a dejar de ser la tremenda carga de la vida del sistema gubernamental, ha terminado de elaborarse en lo laboral, falta nadamás que definitivamente las de funcionarios públicos sean valor de existencia de los organismos políticos, que no solamente promuevan, sino que la verdad se diga: tal presupuesto es apenas el aliviane si se lo aumentan el que existe, para asegurarle a los habitantes de este país una salud completa, que simile a la de los Estados Unidos, yendo a la “micha”, que pague la mitad el enfermo y el resto el estado. De otra manera, todo va a una complicación completa.
La reforma laboral tiene que ser muy radical: trabajo por horas, sin que Conciliación y Arbitraje quite de sus leyes el hecho de que pisando el obrero un tribunal de esa naturaleza, siga vendiendo su cincuenta por ciento de la indemnización, porque de que habrá dinero, claro que lo habrá, y ya entonces sea el estado quien de acuerdo a lo que laboró y recibió de impuestos por su labor, sea la pensión que le corresponda, promediando esos recursos que el estado le recogió al laborante la administración del gobierno.
El gusto público va a ser, que ningún ex funcionario se fije su pensión, mas que de acuerdo a la producción que en su expediente contenga y que su contrato anual sume y que el subsidio de cada partido político, se entregue, de acuerdo a la cantidad de votos que obtenga.
Que se pueda, eso solamente que se le cambie la conducta a los electoreros, que quieren que su partido gane, para que sean ellos principalmente los beneficiados, como las organizaciones que obtuvieron muchas prerrogativas por ser más activistas, que trabajadores.
Lo anterior parece ser un simple sueño, pero si se empieza con ejemplos de arriba hacia abajo, ya la broza, no consiguiendo respaldos de lucha, poco a poco tienen que ceder, más si entra el sistema de seguridad como la ley de Herodes, ojo por ojo y diente por diente.