Henry Kissinguer, conocido como el doctor K, ha sido enviado al cesto de la historia. El acceso que nos da Julián Assange a “The Kissinger Cables”, los Cables de Kissinger, pone en su sitio a este siniestro personaje, Secretario de Estado y Consejero de Seguridad Nacional, durante los gobiernos de Nixon y su relevo, Ford, 1973- 76.
El significado de la divulgación de los Cables de Kissinguer por Assange, viene a reforzar documentalmente el juicio que en tribunales se realiza en todo el Continente contra las élites gobernantes de la guerra sucia. El propósito de juzgar a los genocidas latinoamericanos, es desmantelar una política de expoliación y un modelo de producción que se impuso a los latinoamericanos y caribeños por un largo período, con trágicas consecuencias.
A la par que la nueva política continental norteamericana se despliega en busca de nuevas alianzas políticas y de inversión.
Política que ahora requiere de aceptación, negociación y en su caso, rechazo de los gobiernos progresistas latinoamericanos y caribeños, agrupados en CELAC.
Los documentos son expuestos, no son ya secretos, porque la política imperial diseñada por Kissinguer, se encuentra en el fondo del cesto de la basura, como sus autores.
La revelación de Assange, un millón de cables de documentos, es la más grande aportación geopolítica de la intervención global de los Estados Unidos. Los registros diplomáticos eran en gran parte archivos PDF, guardados en los Archivos Nacionales y por tanto, inaccesibles al gran público.
El trabajo de WikiLeaks, es la conversión de archivos PDF a texto. Fundamentalmente, su trabajo técnico es haber realizado referencias cruzadas en cada documento, para asegurarse de que los datos son correctos y además poder realizar búsquedas.
En su investigación WikiLeaks encontró con que una buena parte de los Archivos Nacionales y Administración de Documentos, NARA, del gobierno de los Estados Unidos, fueron corrompidos por errores técnicos o fueron reclasificados como secreto durante la administración de George W. Bush
El australiano Assange, fundador de WikiLeaks, al divulgar un millón de documentos diplomáticos, viene a confirmar la razón del juicio continental contra los gobiernos de “manos sucias”, genocidas. Las élites militares se prestaron a llevar a cabo una guerra sucia, como parte de la guerra fría donde la teoría del “enemigo”, dio pie a los ejércitos de ocupación nacional; versiones racistas tomaron a la población nativa como sustituto del enemigo y a ellos dirigieron el exterminio.
La divulgación de los Cables de Kissinguer por Assange, viene a reforzar documentalmente el proceso que se lleva a cabo en todo el Continente contra las élites gobernantes de la guerra sucia. El propósito de estos tribunales que juzgan a los genocidas latinoamericanos es el desmantelamiento de un modelo de producción y de una política de expoliación que se impuso a los latinoamericanos y caribeños por un largo período de trágicas consecuencias.
Las acciones “diplomáticas” dictadas para mantener dicho modelo, llevaron al extremo de asesinar en Washington al general chileno, Armando Letelier, refugiado en los Estados Unidos, después del golpe militar de Augusto Pinochet, auspiciado por mr. K y operado por la Coca- Cola.
El general, Letelier, fue ministro de Relaciones y Defensa del gobierno socialista de Salvador Allende; asesinado con una bomba, mediante la operación “Cóndor”, i una coalición de gorilatos integrada por Brasil, Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay y Bolivia, para ejecutar a dirigentes opositores y perpetuar dictaduras.
El pinochetismo es ya objeto de un nuevo juicio por genocidio en Chile. La exhumación del gran poeta, Pablo Neruda, demuestra que fue envenenado por la dictadura militar impuesta por Kissinguer.
En Argentina, los militares golpistas nuevamente pasan lista en los tribunales; les recuerdan como se alquilaron para masacrar a sus pueblos. El ya mencionado Plan Cóndor, auspiciado por la inteligencia militar chilena, DINA y la argentina, CIDE, se dieron vuelo exterminando a destacados dirigentes, cuadros y simpatizantes del Justicialismo. La Triple A, desapareció familias enteras y se robó sus bienes.