Las puertas del placer no se abren de repente, sino con el ambiente, los besos, las caricias y el estímulo de las zonas erógenas.
El dicho “los pequeños y constantes detalles construyen las grandes cosas” es muy cierto en el terreno del erotismo. Tú y él deben poner toda la carne en el asador para tener éxito en el sexo y en el amor, y no olvidar los pequeños detalles que hacen explotar todo el erotismo. Antes empezar los juegos preliminares, deben hacer algunos preparativos como crear un ambiente rico y usar hábilmente su psicología.
El resultado puede ser el éxtasis de una sexualidad complementaria y llena de energía, armonía y vitalidad entre ustedes, satisfacción sexual mutua y perfecta. El acto amoroso es algo natural que ustedes pueden elevar a un arte físico y espiritual, capaz de ofrecerles satisfacciones muy poderosas y prolongadas, mejorar su salud y aumentar la duración de su vida.
EL PARAÍSO DEL PLACER
Para los psicoterapeutas autores del libro Éxtasis Sexual, existen herramientas sencillas y eficaces para desarrollar maestría en los preludios amorosos y alcanzar el éxtasis sexual y la intimidad emocional:
Escenario. No subestimen la influencia de un ambiente de tranquilidad, sin ruidos ni interrupciones. La luz u oscuridad de la habitación, música escogida según sus gustos, alimentos y bebidas excitantes y otros detalles son importantes en el juego amoroso.
Aspecto. Aunque tú no tengas dificultad para lucir seductora ante tu amante, no pasa siempre lo mismo con él, que tal vez no cuida mucho su aspecto físico. Coméntale que a veces te gustaría que hiciera un esfuerzo para presentarse ante ti con el mejor aspecto.
Conversación. Algo fundamental es que sepan llevar una plática que resulte amable e interesante. Háganse reír, cuéntense cosas divertidas y cautivadoras, así se convencerán de que van a pasar momentos especiales y muy satisfactorios.
Besos. Unan los labios húmedos en una primera ola del amor; de forma natural den paso a un beso profundo con las puntas de las lenguas entrando en contacto y entrelazándose; presionen cada vez más fuerte con movimientos de la lengua en distintos sentidos; finalmente vuelvan el beso penetrante introduciendo sucesivamente la lengua en la boca del otro y en busca de un contacto más profundo.
Desnudos. Pueden estar de pie al principio, pero si se sientan o se acuestan, facilitan los juegos preliminares. Intercambien algunos besos y caricias al momento de desnudarse y vayan descubriendo cuánto quieren intensificar el juego erótico y cuánto están dispuestos a abandonarse totalmente.
Caricias. Vayan alejando los besos del rostro y del cuello para repartirlos por el resto de las zonas erógenas. Derróchense caricias por todo el cuerpo en forma de ligeras presiones, roces, succiones y mordisqueos, reservando los genitales para más adelante.
Zonas erógenas. Las partes más sensibles de él son el cuello, los pezones, el bajo vientre, cerca de los genitales, la parte interna de los muslos y las plantas de los pies. En la mujer las zonas que más despiertan deseo sexual son los párpados, las mejillas, las orejas, el cuello, las axilas, los senos, el vientre y las caderas. Pero cada persona tiene sus puntos especiales que hay que saber detectar y estimular. Cuando él esté recorriendo tu cuerpo para estimularte, indícale qué parte te produce más placer.
Estimulación genital. Provóquense excitación del mismo modo que lo hace el otro al masturbarse, háganlo de forma progresiva, modificando las formas de estimularse y el ritmo.
Las palabras son de gran ayuda para continuar esta corriente erótica, por lo tanto si detectas un bloqueo o inhibición en tu pareja, no dudes en preguntarle qué es lo que no va bien y qué quiere que hagas. Cuando la excitación haya crecido hasta hacer urgente la entrega del uno al otro, ha llegado el momento de la ansiada unión sexual. ¡Disfrútenlo al máximo!