Un muro de tres metros de alto divide esta playa en dos desde el año 1890 para que hombres y mujeres no estuvieran ni juntos ni revueltos mientras tomaban el sol y se remojaban en el Adriático. Ahora, tras más de un siglo, la pared sigue en el mismo sitio, en la playa del Pedocin, en la ciudad de Trieste, en el nordeste de Italia, y hombres y mujeres continúan bronceándose por separado: ellos en un lado del muro, y ellas, en el otro. Y ambos están de acuerdo en continuar así.