La guerra secreta alimentaria de Calderón, revela la penetración de las Corporaciones Trasnacionales Agroalimentarias, CTA en la estructura del gobierno federal, organismos descentralizados e instituciones de educación superior.
Así, las corporaciones han logrado en México dominar la producción agroalimentaria y de alimentos procesados, en todas sus fases, desde el cabildeo, la investigación, aplicación de paquetes tecnológicos, insumos; mercadeo, importación, exportación.
La carestía alimentaria devora los magros ingresos de los trabajadores y clases medias y la salud se deteriora en forma galopante con alimentos chatarra que han sustituido a la dieta de los mexicanos.
El mejor ejemplo de la guerra secreta de Calderón, es el precio del kilo de tortilla, a $15 y el kilo de huevo a $ 30.
La tortilla y los huevos, forman parte de la dieta básica de la población.
Cuando las familias los adquieren a precio alzado, especulativo, pagan un sobre precio, equivalente a derecho de piso como el que les pagan a los narcotraficantes.
El gobierno protege a las CTA y deja, cristianamente, a la buena de dios, a la población.
La guerra secreta alimentaria de Calderón, se ilustra con la corporación estrella de las semillas genéticamente modificadas, MONSANTO, han subvertido los centros de investigación de la UNAM y del Poli.
Académicos, reciben subsidios, el ex rector, José Aristeo Sarukhán Kermez, miembro del gabinete de Fox, su hijo es embajador en Washington; el bioquímico, Francisco Gonzalo Bolívar Zapata, comparte lealtades con Monsanto y Norvartis.
Son conocidos como Mr Monsanto.
Al analizar la guerra alimentaria secreta de Calderón, nos revela como las Corporaciones Agroalimentarias dominaron el área alimentaria de seguridad nacional, en todo el gabinete agroalimentario, Sagarpa, Semarnat, Conagua, Sra, Procuraduría Agraria, Energía, Pemex, incluyendo pesca.
Un ejemplo destacado de lo afirmado, es Conagua.
En México, el agua es un derecho, no se puede negar, como lo hacen para obligar la compra a las trasnacionales del agua.
El pago del servicio de agua potable es por costos de operación.
Durante el gobierno panista de Fox, el director de Conagua, Cristóbal Jaime Jaquez, un ex empleado de Coca Cola, como el propio Fox, llegó a la presidencia de la República, para beneficiar a la trasnacional del agua.
En estos días la Coca Cola, acaba de comprar la empresa mexicana, Santa Clara, que producía lácteos, quesos, mantequillas, yogurts, helados y acababa de entrar al mercado de las panificadoras.
Ahora este mercado es de la Coca como el de los tés al desplazar monopólicamente al inglés Té Limpton.
La muerte de Roberto González Barrera, dueño de Gruma, o sea la empresa mexicana productora de tortillas de maíz, permite a Carlos Slim puentear con los Hank y con el grupo Atlacomulco- Enrique Peña Nieto, mediante compra de acciones de Gruma.
La adquisición se hizo con el método empleado con Telmex, con la intermediación de Fernando Chico Pardo, que es el presidente del grupo aeroportuario del sureste, y por lo tanto alejado de los intereses de la compra venta de maíz y tortilla.
La compra accionaria no la hizo su hermano Jaime Chico Pardo, que es el presidente del consejo de administración de Telmex, en cambio su hermano ya hecho operaciones con Carso, esto es, Slim.
La guerra secreta alimentaria de Calderón y de las corporaciones agroalimentarias, por el dominio del campo y de los alimentos de los mexicanos, ha conducido al asesinato de dirigentes campesinos que se han opuesto a la formación de latifundios financieros en defensa del patrimonio de la tierra del agua y los energéticos de todos los mexicanos.
Este documento es solo una síntesis de la guerra alimentaria secreta que Calderón les impuso a los mexicanos, en contra de la Constitución y de nuestras leyes.
El capital extranjero y las Corporaciones Agroalimentarias remplazaron y se apoderaron del aparato institucional de producción agroalimentario nacional.
México de ser un país autosuficiente y exportador de excedentes, pasó a ser un país importador de alimentos, pues ha dejado de producirlos y son sustituidos por la producción de alimentos para ganado y para alimentar a las máquinas, no a la población trabajadora del campo, de la ciudad y las clases medias.
Las importaciones de alimentos e insumos se pagan con la renta petrolera; la balanza de pagos deficitaria de México, se cubre con las remesas que envían los trabajadores rurales expulsados del campo, al revertirse la producción, por el cambio de paradigma productivo, pasamos de producir alimentos a producir commodities en gigantescos latifundios dominados por el mercado financiero de alimentos que ha ampliado su plaza en México, usufructuando las tierras, aguas y mano de obra nacional.
La estructura de producción agroalimentaria nacional, ha sido desplazada por las CTA y la producción de commodities.
Lo más significativo, mediante el despliegue del capital trasnacional financiero alimentario, se ha desplazado el tradicional servicio de crédito que prestaba la banca rural mexicana, que permitía mantener y operar el régimen constitucional de tenencia de la tierra, con propósitos reguladores de producción y paz social.
Esto se ha roto.
Aunado a la campaña de supresión de los intermediarios políticos, les apodaron caciques, por los comercializadores de las corporaciones, acaparadores y especuladores.
Ello ha arrojado un sistema político inestable, propenso al caos y con la operación de la guerra secreta de las drogas, dominado por el terror.
Ello ha permitido concentrar la tierra de propiedad ejidal, comunal y de pequeñas propiedades, estableciendo gigantescos latifundios a lo largo y ancho del país, modificando de facto el régimen de tenencia de la tierra, convirtiendo a los usuarios en rentistas que reciben utilidades por los commodities que producen, para los mercados de futuros.
Un ejemplo destacado es el estado de Michoacán, que ha dejado de producir alimentos para la población para producir alimentos para ganado.
El impacto en el sistema político-social del sistema Nación, lo vemos todos los días por la irrupción de la violencia y la inestabilidad política, en zonas altamente volátiles, como Tamaulipas, campeón en la producción nacional de Sorgo.
Con un campo en manos del crimen organizado y un gobierno omiso ante la situación de desestabilización de la sociedad campesina.
El segundo lugar ocupado por Guanajuato, donde antiguamente era el granero de México ahora en manos de las Trasnacionales Agropecuarias.
“Michoacán se perfila como el primer productor nacional de Sorgo”, es una nota periodista que parece celebrar en lugar de lamentar una situación adversa, como si fuera todo un éxito, tratándose de un estado que compra alimentos con las remesas de la mitad de michoacanos que han sido expulsados de su entidad por su escaso desarrollo y ahora por violencia estructural.
De 113 municipios 80 se dedican al cultivo del sorgo en Michoacán; con un precio en ascenso, 2011, de 3, 850, ton, logrando un precio base para esta cosecha de $3, 600, con una renta promedio por ha de rendimiento de 26 mil pesos (utilidad).
La formación de estos gigantescos latifundios, como los 80 municipios michoacanos, producto de los mercados financieros de alimentos, contraviene el artículo 27 constitucional y la Ley de Reforma Agraria.
La Soberanía pierde terreno en el campo mexicano.
La guerra secreta alimentaria de Calderón, desmanteló la organización social de productores rurales, más conocida por sus siglas tradicionales de la Central Nacional Campesina, la CNC.
La CNC, con su actual dirigente, el senador priista, Gerardo Sánchez, es ahora miembro del Consejo Nacional Agropecuario, CNA, la organización rural de productores privados empresariales agroexportadores.
La Sagarpa-SRA-Procuraduría- Agraria, promueven y legitiman latifundios financieros así como la inversión financiera turística y expansión inmobiliaria en los predios campesinos indígenas, privatizados por medios hostiles o por el tradicional soborno.
Quienes se oponen abiertamente a la guerra alimentaria de Calderón, son enfrentados con una política de criminalización.
La persecución contra los movimientos sociales urbanos y campesinos, es una espiral ascendente a la par que la violencia o la criminalidad.
Los líderes, con mayor visión, como el estratega Armando Villarrreal, ejecutado en Casas Grandes, Chih.
, ejemplifica como son asesinados, los dirigentes campesinos, como el líder de El Barzón, por guardias blancas y fuerzas paramilitares que actúan a la sombra protectora de la guerra “contra” el narcotráfico.
En días pasados, fue ejecutado el líder del Barzón, Ismael Solorio, en el municipio que se había sumado a las luchas mineras contra la canadiense Mag Silver; se pretendía inculpar el crimen a los menonitas, por la provocación montada para desestabilizar a la región del estado de Chihuahua, ubicada en el municipio de Cuauhtémoc, altamente productora de alimentos y equipos agroindustriales, que irradia de fuerza económica transformadora al contar con tecnología propia y no de patentes de las corporaciones trasnacionales.
Por último, la guerra alimentaria de Calderón, ha dejado al país sin la producción de fertilizantes, pues Fertimex después de ser privatizada, dejó de operar.
La importación de fertilizantes se convirtió en un monopolio.
Cláusulas secretas firmadas por Fox-Calderón impiden que Pemex produzca los insumos químicos requeridos para la producción de fertilizantes.
Las tarifas de Hacienda impuestas a la CFE-PEMEX, en materia de electricidad para bombear agua de pozos, ha dejado miles de has sin sembrar.
El precio prohibitivo del diesel para la maquinaria agrícola y las actividades pesqueras, han hecho prohibitivo la producción nacional de alimentos para depender de las Corporaciones Trasnacionales que además de enriquecerse han afectado la salud de los mexicanos, pero este es otro asunto.
La guerra secreta alimentaria de Calderón ejemplifica las dificultades que enfrentara el gobierno de Enrique Peña Nieto para lograr que el campo produzca los alimentos que los mexicanos consumimos, toda vez que en el mercado la carrera alcista los hará inaccesibles o habrá turbulencias.
