A la Muerte de Genaro Vázquez Distorsión de Ayotzinapa Comadre

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Comadre, lo de Ayotzinapa no está nada de complicado, si tomamos en cuenta que como el caso de Urenda Pinales que hace rajar a Gálvez Betancourt porque se sueltan los robos y la intranquilidad en Michoacán, a la salida de su eterna responsabilidad policial, que le permitió conocer en realidad los flujos criminales y lo que dejaban a quienes lo permitían, que eran los que tenían las altas relaciones con las autoridades, haciendo los malos servicios de quienes no estaban de su parte.
Urenda Pinales estudia a fondo caso por caso, al grado de tener las soluciones a los gobiernos tales como las deseaban.
Tuvo la paciencia de convivir con el descarrilado y sus familiares de donde dependía su sostén sentimental, a tal logro, que cuando iba a ver algún desastre, anticipaba medidas para que no se dieran: desde luego, ofreciendo servicios a quienes en correspondencia se los hacían para mantener la paz y la tranquilidad de pueblos y ciudades de Michoacán, así, haciéndose indispensable Urenda con la clase de servicios que sabía hacer.
Hoy, los que llegan a apasionarse de un servicio, no les toman en cuenta sus cualidades, sino la precedencia de su grupo y toda la experiencia acumulada, se perdía; cada funcionario que lograba algún adelanto en sus investigaciones para hacer buenos servicios, cuando era despedido, cargaba con todo.
Todavía hace dos años, después de que Gutiérrez Barrios “ se fue o lo desaparecieron”, había quien vendía expedientes de investigaciones, porque según decía, era de su absoluta propiedad.
Entonces comadre, había que aprovechar a un tal Modesto García Torres de Tixtla, que le dedicó su vida al estudio de los que iban a Ayotzinapa, más por liderear, que por aprender.

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