Morelia, Michoacán.- La mastitis bovina es considerada la enfermedad infecciosa más costosa de las vacas lecheras debido a que induce una disminución en la producción de alrededor del 30 por ciento de la leche y baja su calidad, además de incrementar los costos del cuidado de la salud del hato -hasta en un 10 por ciento- y un desecho prematuro de animales.
Este padecimiento provoca la inflamación de la glándula mamaria y es ocasionada principalmente por la bacteria Staphylococcus aureus. Tiene una mayor incidencia durante el parto o después de la lactancia, periodos en los que la hormona prolactina, realiza su función más relevante (secreción láctea), sin embargo, hasta el momento se desconoce su participación en la infección.
La doctora en Ciencias de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Alejandra Ochoa Zarzosa, estudia, junto con un equipo de investigadores y estudiantes, cómo distintas hormonas, y en especial la prolactina, pudieran estar influyendo en la internalización de dicha bacteria en las células de la gándula mamaria bovina.
De acuerdo a los datos preliminares, la profesora-investigadora de la Máxima Casa de Estudios en la entidad, ha descubierto que Staphylococcus aureus ingresa más fácilmente a las células de las vacas debido al efecto de la prolactina en las membranas celulares. Y es que esta hormona parece modificar dos componentes involucrados en la respuesta inmune y en la internalización: la integrina 51 y el receptor TLR2.
“Hemos encontrado que es probable que la bacteria entre más fácil porque la prolactina favorece a que haya más integrina 51 en la célula. También hemos visto que hay otros receptores que participan en el proceso de internalización, uno de ellos es el receptor TLR2, el cual reconoce a los componentes de la bacteria. Además de que las células no se pueden defender muy fácil de las bacterias en presencia de la hormona”, explica.
Para analizar la participación de la prolactina en el proceso de internalización de Staphylococcus aureus en las células bovinas, los científicos cuentan con un modelo in vitro donde tienen aisladas a las células de la ubre. “Las infectamos con la bacteria y vemos cómo es la respuesta de éstas ante distintos estímulos y que puede estar pasando con esas células con respecto a la inmunidad, si es que es más o menos fácil que se estén infectando en presencia de distintos estímulos”.
Además del impacto científico, en cuanto a la generación de conocimiento respecto al tema, la investigación adscrita a la Coordinación de Investigación Científica, podría traer grandes beneficios en la práctica.
En primer lugar, ayudaría a los productores ganaderos a determinar los periodos de mayor susceptibilidad de las vacas a presentar dicho cuadro infeccioso. Mientras que también se podrían extrapolar a estudios relacionados con la inmunidad en humanos, específicamente en mujeres embarazadas y lactantes.