Lorena Rojas, de 44 años, no quería un funeral. Eso dicen sus amigos. En sus últimas entrevistas no teme en hablar del cáncer que la persiguió durante los últimos seis años de su vida. “Estoy en un tratamiento, tengo que durar con él”. “No tengo ningún miedo”. “Si uno tiene que aprender a base de tropiezos, pues que vengan. Gana no el que pega más duro sino el que aguanta más golpes”. Sus perfiles en redes sociales abundan en buenos deseos, fotografías de su hija Luciana, adoptada en 2013, y un último tuit, escrito el día de su cumpleaños, seis antes de su muerte. Las cenizas de la actriz mexicana, fallecida este lunes en Miami, serán esparcidas en el mar.