MSV.- Tal vez las moronas de “ayudas” que se reparten en tierra caliente, no tuvieron el modo conque políticamente al aplicarse causan el efecto demagógico de costumbre, por ser estas pequeñas cantidades a quienes según calculan, no es solamente lo que han perdido, sino lo que han dejado de ganar. No se trata de corregir como dijo el Santo Papa respecto a pecadores que contribuyen para decir: o se termina con el celibato y el sometimiento espiritual del aborto, o la religión empieza por desaparecer, ya que solamente Dios puede poner el alto como lo puso con Sodoma y Gomorra, que se hace necesario los conductos como a los que les habló, aunque nadie antes, ni ahora, lo haya visto, pero sí algunos lo hayan escuchado.
Es urgente pues que haya un concordato de esta creencia, que así como el obispo de Apatzingán dijo que no hay trabajo y los alimentos ya escasean, que ambos controles, el civil y el religioso deben converger en una actividad que no solamente se haga respetar como se dijo en tiempos del César, que lo que es de la autoridad, es lo que impuesta y aplica y lo que se le otorga a las iglesias, es particularmente para sus existencias, cumpliendo cada quien sus formas de mandar, de manera que deben unirse principalmente en estos casos donde parece y se acepta la lucha entre lo bendito y el demonio, como ya se oye en los rosarios que todavía se realizan, si es que en su horario no empieza a aparecer la oscuridad.
Respecto a que tanto la Cámara de Comercio local de Apatzingán protesta por estas miserias que se reparten y otras que se prometen, que ya la Cámara Nacional de Comercio se pronuncia contra las medidas del que gobierna Michoacán.
Aquí faltó de plano, una buena demagogia: cambiar la ayudita, por créditos, como en el tiempo de Hank González en el Estado de México, que tuvo que convertirse en aval, del dinero que la Banca privada prestara al campo y para cuyo programa trajo a Sánchez Celis para que tuviera éxito, porque todo lo que sale del gobierno, también es como lo que Cuauhtémoc Cárdenas recomendó a los que se negaban a recibir lo que les ofrecía el gobierno, que fácil los convenció cuando les dijo, que los que manejan nuestros impuestos no era por hacernos favores, sino que simplemente cumples con sus obligaciones de devolver parte de lo que a regiones les recauda.
Los créditos del exterior que se autorizan si tienen buen aval, nunca pasan a cartera vencida, porque al interés con que los prestan es a menos del uno por ciento anual, no como los Bancos mexicanos que lo hacen al tres y medio, pero mensual.
Imagínese, si eso se hiciera en tierra caliente, donde su agricultura sí es negocio. Entonces falta inteligencia para que en lugar de dar, les sea prestado y a ese rédito, que con gusto todos pagarían. Nomás eso sí, no encarecer el procedimiento de otorgarlos.
