Al declarar ya las autoridades competentes de que mientras los residuos de la Química Industrial de México se desechen por los drenajes generales o los propios que en un tiempo construyeron para el desagüe particular de ellos, pero que atraviesan a la colonia todavía llamada Industrial donde está situada esa industria y que descargan en el río que antes cada año inundaba a la Col. Prados Verdes, tal espacio habitado por particulares, estará en riesgo mientras no se salga esa industria como se acordó hace más de diez años, por cierto, promovido por la varias veces plurinominal diputada federal y estatal por el Partido de Acción Nacional, Esperanza Morelos Borja.
Del reciente incidente ha habido miles de comentarios, pero ninguno en referencia a que en el Congreso del Estado está firmado un acuerdo entre colonos y propietarios de esa industria, en que en un determinado tiempo se cambiarían y que para eso se les facilitaría el espacio suficiente en Ciudad Industrial, para que no dejaran de cumplir lo pactado. Pero como tal empresa “maiceó” a autoridades y mismos colonos, ellos sí ocuparon el lugar y trabajan normalmente, pero no desocuparon el sitio donde además de desgracias humanas, ha registrado otras que pudieron no solamente ocasionar muertes y ver colgadas en alambres del flúido eléctrico pedazos de carne humana, sino que en un mayor descuido, como se tiene calculado, vuela hasta nuestra Catedral, no solamente los que viven en la colonia que ahora proponen que en lugar de seguirse llamando colonia Industrial, cambie a colonia del Terror.
Pasarán otras cosas -ojalá no peores-, pero ese es el costo de vivir entre el peligro de incendios o explosiones por los gases o residuos químicos en general que los transforman para venderlos en el país, a altos precios y con una gran demanda porque hasta cola hacen las pipas que los conducen a donde los compran.
Quienes intentan animar a los colonos a que se aposten a la entrada y salida de vehículos, para obligar a la Química a que cumpla con su palabra, recurrieron al Congreso del Estado a solicitar copia certificada del acuerdo de marras, para que vea Morelia en que los habitantes de esa colonia tienen toda la razón en pedir que esa industria se vaya del lugar, que qué cree, que les están poniendo muchas trabas, al grado que les dieron a entender que su solicitud debe hacerse llegar al pleno del legislativo para qué la turne a la comisión correspondiente.
Como se supone que el que protegía a esa industria ya murió que fue Arriaga Rivera, de no ser porque el Congreso del Estado cumpla con sus obligaciones de que ese acuerdo se cumpla, la vida de esos habitantes de la Col. Del Terror, va a seguir en el eterno peligro de un día morir en un segundo, sean niños, niñas, jóvenes, señoritas, señoras y los mismos que por alguna lana siguen callados.
