M. Sánchez Vargas. Pese a que desde temprana hora se manifestaron frente al H. Congreso del Estado ayer organizaciones tanto civiles como religiosas, se aprobó la ley que permite la unión entre parejas del mismo sexo, con 27 votos a favor, ocho abstenciones y el resto de diputados, no se presentaron por temor al borlote que ya se tenía anunciado.
Por la Iglesia, el cardenal Alberto Suárez Inda, dijo que esos casamientos debilitan a la familia, mientras que los civiles casi gritaron que esto ya es un degenere social, que tiende a ser una sodomía.
Este avance tiene sus ventajas y sus desventajas, primero porque estos matrimonios por ser del mismo sexo, no engendrarán hijos, aunque podrán adoptar. Empero es una medida conveniente, porque por lo menos no contribuirán al crecimiento demográfico.
Es de reconocerse que donde ya hay comunidades o convivencias de esta naturaleza, la paz se nota e inmediatamente surge una acción de gente trabajadora no relajienta.
Esta reforma al Código Familiar, sin duda que traerá muchas críticas, pero como es ley ya, queda todo como simples opiniones sociales.
Al tiempo que se estaba escribiendo este colaboración, se recordó que si ya el divorcio se da con el consentimiento o negación y si una de las partes se niega a otorgarlo, en un mes, por ley, ésta separación se hace legal y se aprobó también con miles de protestas en los Estados donde ya se aplica, aunque el Presidente Peña Nieto va más allá, porque al enviar esto como iniciativa al Poder Legislativo, es porque ve la necesidad que lo anterior sea nacional, no solamente para unas entidades.
