Los movimientos sísmicos pueden desencadenar otros fenómenos naturales como tsunamis y deslaves en el estado de Michoacán, así lo manifestó el investigador del Instituto de Investigaciones sobre los Recursos Naturales (Inirena) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), Alberto Gómez Tagle Chávez.
En este sentido, manifestó que una situación climatológica como la que se registró el pasado 8 de mayo, en donde hubo lluvia y un sismo, puede desestabilizar los materiales de los cerros y provocar desgajamientos.
“La peor combinación que nos puede ocurrir es que una situación como la que tuvimos esta semana, en donde se registró una fuerte lluvia y un sismo, nos ocurra en los meses de septiembre u octubre cuando el suelo está muy saturado y existen mayores posibilidades de una deslave”.
Alberto Gómez Tagle mencionó que si bien no se puede predecir un sismo, lo que sí se puede saber es dónde se encuentran los diferentes puntos en donde se disipa la energía, pues un lugar que ya la liberó, no lo volverá a hacer en un buen tiempo, mientras que donde no se ha liberado hay mas posibilidades de que se genere un sismo.
En la Republica Mexicana, dijo, hay dos zonas sísmicas muy importantes: la falla de San Andrés y la Costa Pacífica. En lo que respecta a la capital michoacana, se encuentra en un sistema de fallas geológicas como la que se ubica en la colonia Manantiales, en la antigua central camionera, la Loma de Santa María y en la Avenida Nocupétaro; esta última, recordó, provocó que el Instituto Mexicano del Seguro Social fuera reubicado por los problemas estructurales que presentaba el edificio debido a los sismos.
“Estamos en una zona sísmica y tenemos diferentes niveles de riesgo, tanto la placa de cocos, como la placa norteamericana que es nuestra trinchera del pacífico; es decir, tanto los sismos que ocurren en la parte de la costa pacífica de México, como sismos mucho más localizados asociados al movimiento de las placas locales de la microtectónica regional”.
Asimismo mencionó que tanto la percepción y los daños provocados por un sismo oscilatorio o trepidatorio dependerán del lugar en donde se encuentre la persona y el material de la construcción.
“Las normas para la construcción de edificios a nivel federal se modificaron después del temblor de 1985; sin embargo siempre hay riesgos dependiendo del sustrato en el que uno se encuentre y la forma en la que están construidos los edificios. En el 85 lo que ocurrió es que muchos de los edificios estaban asentados sobre “gelatina”, entonces al llegar una onda sísmica rebotó en materiales rocosos y regresó, es como si hubieran tenido dos temblores”.
Finalmente, Alberto Gómez Tagle Chávez, aseguró que siempre está temblando pero muchas de las veces no los percibimos; según el Servicio Sismológico Nacional, desde el primero de enero y hasta el 8 de mayo del presente año se han registrado dos mil 039 sismos.
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