Silvano Aureoles, declaró ayer que nadie por encima de la ley, pero el es el Gober ¿no?, o es ¿nuestra percepción?, no de que el sea el gobernador sino que rompe la ley. Yo no se, si esto sea una leyenda urbana mexicana, que todo político siempre se quiere pasar la ley por el arco del triunfo, pero una cosa es verdad, Diputados, Presidentes Municipales, Gobernador Estatal y sus respectivos gabinetes siempre quiebran la ley para su beneficio.
En un curso en el cual asistí hace muchos años en otro país, me dijo el maestro de dicha clase: » El día que ustedes los mexicanos respeten la ley, ese día México será un gran país» y tiene razón.
Un buen gobernante debe practicar la humildad, la honradez y el respeto, pero en nuestro país y sobre todo en nuestro Estado eso no sucede, aquí todos son chingones, y más aquellos que tienen un nombramiento en su escritorio y manejan un presupuesto a su antojo.
El gober no rompe la ley específicamente, en cuanto a delitos del fuero común, como son asesinatos, fraudes, etc., rompe la ley cada vez que manda la avanzada y después le abren camino los tránsitos a él para que pase, cuando todos nos tenemos que esperar a que señor llegue a sus eventos a tiempo y nosotros lleguemos tarde a nuestro trabajo, rompe la ley cada vez que hace sus comiditas que son pagados con nuestros impuestos, los traslados que deberían ser eficientes, pero económicos, o la asignación de obras que van directamente a las personas que más moche les van a dejar o la asignación de programas en zonas que son cien por ciento perredístas y las de otros partidos ni siquiera las voltea ver.
Rompe la ley cuando sabe que refinanciando la deuda le quedará más dinero para que sus súbditos tomen o le quede a él para su campaña pre presidencial, rompe la ley cuando cierra calles para eventos que no a todos los ciudadanos nos interesan, rompe la ley no pagando bienes o servicios contratados por administraciones anteriores, argumentado que el no las contrato, rompe la ley no pagando a tiempo y si se retrasa no paga intereses como todos nosotros.
Bien dice el dicho: “El pez muere por su propia boca”, en otras palabras por hablador.
