Todavía no inicia su mandato y todos parecen que están en su contra, a ver si ahora sí tiene la malicia política para fajarse los pantalones y ejercer su autoridad en los próximos 6 años.
No tengo la gracia de conocerlo, pero siempre dije que me parecía un persona con moral, honesta, leal y trabajadora, pero siempre no le habían salido las cosas. Y no le habían salido las cosas, porque no tiene, ni la experiencia política de mandar y ejercer y es demasiado honesto, por eso siempre le ganaban las candidaturas y los puestos y nadie lo veía como un líder político.
A Alfredo siempre han encontrado la manera de chingarlo, de quitarle los puestos y candidaturas, vean por ejemplo cuando no pudo sostener la Presidencia de la Junta de Coordinación Política del Congreso o cuando no le dieron la candidatura a la Presidencia Municipal de Morelia, siempre le ganaban y o le robaban.
Con eso de que le quitaron la candidatura de la gubernatura a Raúl Morón, llegó de forma sorpresiva y de seguro con un acuerdo bien planchado que ahora se está tambaleando porque simplemente así es la quinta, ambiciosa a más no poder.
El que Raúl quiera que Alfredo pierda en la mesa y se cancele la elección muestra que algo se rompió o que Alfredo simplemente no va a cumplir con lo pactado, que de seguro fue que Raúl tomaría la riendas del Estado en un futuro no muy lejano, tan es así que vean las conversaciones filtradas de Ana Lilia Guillén quien acepta que nunca ayudó a Alfredo y que quiere ser Secretaria de Gobernación cuando el puesto debería de ser de Raúl Morón solamente.
Pero este desmadre no termina ahí, vean que Silvano le está dejando las arcas vacías y lleno de problemas con la Universidad, los maestros, los normalistas, obras inconclusas, un nuevo congreso dividido, el que ahora le tiene que cumplir la narco, que quizá el no negoció, pero que ahora le toca a él cumplir, un estado que está quebrado, que no tiene programas y que todos los políticos se lo quieren comer vivo.
A ponerse los pantalones Alfredo y tienes que dar un manotazo en la mesa y gritar: «El Gobernador soy yo» y se acabó, romper con pactos y cuidar al pueblo, entonces la gente creerá en ti y no en la quinta transformación más falsa que el billete de 2 pesos.